A diario nos encontramos con la dicotomía entre quienes aseguran que en el país sobran las oportunidades laborales y aquellos que lo niegan rotundamente. En ese tironeo, el sector agroindustrial aparece como uno con gran demanda de mano de obra y con capacidad de absorber de igual forma mucha oferta, que por suerte ya excede a las profesiones tradicionales vinculadas a la producción.
Para dar cuenta de ello, en la localidad bonaerense de Trenque Lauquen se llevó adelante el encuentro AgroPosta, organizado por las empresas Lartirigoyen y Tomas Hnos., que tuvo como principal objetivo acercar a empresas, startups y micro emprendimientos con estudiantes de escuelas secundarias para demostrar las posibilidades de inserción laboral. En ese marco Bichos de Campo entrevistó al agrónomo y asesor Carlos Becco, que desde hace 40 años analiza las necesidades y demandas de las empresas agropecuarias.
-Desde tu rol como asesor de empresas ligadas a este sector, ¿qué tienen que ofrecer ellas para ser atractivas para el público más joven?
-Me parece fundamental en este momento del país apostar a la juventud, a este recambio y a la necesidad de fortalecimiento. Lo que veo es que hay muchísimas oportunidades en las nuevas tecnologías. A veces lo que hace falta, y en lo que hago mucho hincapié, es en cómo ofrecer esas herramientas, cómo comunicarle al productor de qué manera le solucionan problemas. Muchas veces los jóvenes se enamoran de las soluciones, se enamoran de la tecnología y lo importante es que el productor se enamore. Tienen que convencer al productor de mostrarle el valor de esa tecnología y hacerle algo sencillo, fácil y rápido.
-¿Y cómo se puede hacer para que los jóvenes quieran sumarse a estos proyectos?
-Lo primero es contarles lo que está pasando. A veces uno cuando piensa en agro, piensa en vacas y en cultivos. Y dice bueno, la única oportunidad es ser ingeniero agrónomo o veterinario. Y el agro, cada vez más, es mucho más que vacas y cultivos. Pero eso hay que mostrarlo.
-Les podemos decir a los chicos que se queden tranquilos, que no solamente es estudiar esas carreras.
-Los jóvenes empiezan a ver oportunidades más allá de esas carreras. Hay un montón de necesidades. Y está la simbiosis de la que yo hablo entre el mundo innovador y tecnológico, y el mundo productor. Siempre digo que el campo durante mucho tiempo fue un baile de pueblo donde los mismos chicos bailaban con las mismas chicas. Mirá, está llegando un ómnibus con nuevos chicos y chicas que van a traer diversidad, disrupción. Y el campo los recibe con los brazos abiertos.
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-Para vos entonces hay trabajo para los jóvenes.
-Para mí sí. Es más, hay muchos startups que no consiguen personas para trabajar.
-¿Por qué crees que sucede eso?
–Hay un problema de demanda también. Para ciertas carreras, todo lo que tiene que ver con programación, desarrollo de datos, inteligencia artificial, hay mucha competencia, y aparte competís con más gente que la del campo. También competís con el mundo exterior porque muchos de estos chicos pueden trabajar para afuera desde acá. Es una sanísima competencia.
-Los nómades digitales como se les dice ahora.
-Exacto. Y por otro lado tenés el concepto de que había que irse del pueblo para conseguir trabajo. Es otro paradigma que se está rompiendo. Puedo quedarme mi pueblo, puedo emprender, puedo soñar, puedo trabajar, puedo ganar muy bien y ayudar a cambiar la realidad. Eso es lo que yo llamo la revolución digital del agro.
-Otra cuestión que vos instalás es el de la sustentabilidad como otro tema en la agenda de los jóvenes. Pareciera que hoy en día muchos se fijan en los valores de las empresas en torno al cuidado del medioambiente.
-A veces me preguntan a mí cuál es el futuro del agro. Yo digo que así como vamos, no tenemos ningún futuro.
-Sos uno de los que se anima a tirar la frase de que el campo es un poco responsable del cambio climático. Muchos lo dibujan y vos te animaste a decirlo con todas las letras.
-Definitivamente. El campo es responsable pero al mismo tiempo tiene el potencial de ser el héroe de este tema. A partir de la fotosíntesis, los agricultores somos gestionadores de carbono, con lo cual podemos ser parte de la solución. Y esto no es que es una locura que se me ocurrió a mí. Está sucediendo. El mercado de bonos de carbono está existiendo. El campo es parte de la solución. Además es una oportunidad fenomenal. Ese mercado está llegando a unos niveles colosales.
-¿Qué le dirías a las empresas y qué le dirías a los jóvenes que están saliendo del colegio?
-A las empresas les diría de poner las barbas en remojo, prepararse. Las revoluciones son impredecibles. Muchos eligen hablar de transformación digital como algo que va de “A” a “B” y esto para mí es una revolución que va a ser más rápida, más descontrolada y más impredecible. Con lo cual las empresas o se suman o esto las va a pasar por arriba. Puede haber oportunidades pero también podés quedar afuera. Y a los jóvenes que miren el agro, que apunten a la punta del sector y que se animen porque hay lugar.