Con el avance en materia de investigación genética ya puede decirse con cierta certeza que la ganadería se encuentra tan tecnificada como otras cadenas productivas del sector agroindustrial. La clave se encuentra en el concepto de “mejoramiento” de los rodeos, que si bien ha mutado sus parámetros a lo largo de los años, mantuvo su objetivo principal: producir más con menos.
Pero este proceso no es sencillo y un error puede tener grandes costos.
“El mejoramiento del rodeo depende del objetivo que tenga cada criador. Dentro de ese objetivo lo importante es que los animales que se obtengan en la siguiente generación sean superiores a sus padres, que eso perdure en el tiempo y que mejore los costos. Mejoramiento también es generar animales que hagan más con menos”, explicó a Bichos de Campo Andrés Cornejo, veterinario especializado en mejoramiento de rodeos de cría.
El profesional indicó que este proceso puede direccionarse hacia las distintas etapas en la vida de un animal y por eso es clave tener en bien claro qué se busca conseguir.
“Muchas veces los objetivos de una actividad –cría, invernada, recría- se superponen o se oponen directamente a los objetivos de la otra. Yo me especializó en cría pero eso no quiere decir que no haya cosas que se puedan aplicar a la invernada”, afirmó.
Y más allá de responder a los intereses de cada productor, este proceso también se ha visto atado a los vaivenes de la demanda del mercado, que con el tiempo ha sabido pedir animales muy distintos.
“Hubo en todas las razas una etapa en la cual se apuntó a animales muy grandes y que generaron muchos problemas, entre ellos los problemas de partos, de terminación en los novillos, de adaptación al medio ambiente. Incluso se vio comprometida la fertilidad, las vacas adelgazaban, hubo problemas de tamaño y de biotipo”, recordó el veterinario.
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-Muchas veces cuando hablamos de mejoramiento genético, hablamos también de fabricación de animales. ¿En qué se relacionan ambos conceptos en pos de dar con el animal que deseamos producir?- le preguntamos a Cornejo.
-Yo creo que todo criador genuino y honesto consigo mismo tiene un modelo mental del animal perfecto. Lo que digo es que debemos tratar de cumplir con nuestras premisas. Creo que el peor enemigo de la genética es estar cambiando todo el tiempo. Mucha gente usa demasiados toros, prueba demasiadas cosas y la genética es una carrera de larga duración, es una maratón. El final es seguir con constancia lo que uno se propuso al principio. Yo soy bastante reacio a los cambios porque sí y me gustan los sistemas que perduran en el tiempo, de ahí la fabricación: uno fabrica cosas que duren.
-El hecho de tener cuidado viene a cuenta de que ante un error, no se puede volver atrás de forma tán sencilla.
-En realidad esto se trata de cometer la menor cantidad de errores posibles. Mejorar es tratar de que los individuos sean mejores que sus progenitores, produciendo la menor cantidad de daños colaterales en el camino. Muchas veces por hacer algún cambio hacemos daños colaterales y no llegamos al resultado que esperamos.
-En su experiencia, ¿qué se está buscando en los rodeos que cría? ¿Qué es lo que los productores quieren mantener en sus animales o alcanzar?
-Yo no tengo claro qué es lo que quieren los productores pero sí lo que yo quiero. Pienso que hace falta trabajar mucho en lo que es fertilidad y adaptación al medio ambiente. Por ahí hay que cambiar algunos paradigmas y pensar en que los lugares donde viven las vacas son los peores, porque todo lo demás es más rentable que la vaca: si hay buen suelo, si hay agricultura. La genética es una herramienta para superar eso.
-¿Hay futuro para seguir mejorando?
-Sí, siempre. Esta actividad tiene una característica muy especial y es que acá nunca termina. Al igual que en el campo, uno a la mañana se levanta y siempre hay una madera rota en el corral o hay que ir al pueblo a hacer algo. En genética es exactamente lo mismo, no termina nunca.