Para entender el título de esta nota hay que conocer un poco de historia de la política de carnes en la Argentina. Los memoriosos recordarán entonces que en los años 90, el ex secretario de Agricultura de Carlos Menem era Felipe Solá, quien lanzó un ambicioso programa para modernizar el comercio de carne vacuna llamado “Corte por lo sano”, que propiciaba el fin de la tradicional media res para pasar a un sistema de comercialización de los cortes en cajas o “box beef”, a la usanza estadounidense.
Ese programa fue un fracaso estrepitoso por la posición de los grandes grupos de matarifes del conurbano que manejaban el abastecimiento de carne en la ciudad de Buenos Aires y su conurbano. El secreto de su resistencia fue que ante la amenaza de incumplir las órdenes que emanaban del Senasa, el servicio veterinario nacional, los matarifes y frigoríficos se cambiaban de matrícula para seguir operando sin necesidad de eliminar la media res ni trozar el animal. Dejaban la matrícula nacional y se pasaban a la matrícula bonaerense.
Allí gobernaba Eduardo Duhalde y su ministro de la Producción era Carlos “Tato” Brown, quienes por entonces mantenían un visible enfrentamiento político con Menem y Felipe Solá. Aquel proyecto de cuarteo -que como ahora era promovido por los grandes frigoríficos exportadores- fracaso y quedó cajoneado por décadas.
Casi 30 años después el gobierno nacional vuelve a la carga, y pretende decretar -argumentando ahora en normas laborales- el final de la media res y su troceo obligatorio en piezas de no más de 32 kilos de pesos, para que sean fácilmente manipulables. La mayoría de los operadores dice estar de acuerdo con esa reforma pero siempre es más conveniente no creerles demasiado. Se supone que el cuarteo debía comenzar en 2022 pero ya se prorrogó una vez. Ahora esperan que sea obligatorio desde el 1° de noviembre próximo.
Para evitar que se suceda la Gran Solá, el ministro Julián Domínguez visitó al gobernador Axel Kicillof y le pidió su respaldo explícito a la iniciativa. Es decir, que no sea como aquel Duhalde que se hizo el distraído cuando -para esquivar el Corte por lo Sano- los frigoríficos escapaban hacia la matrícula bonaerense.
Durante la reunión, además de hablar del la implementación del plan ganadero GanAr en la Provincia, ambos funcionarios acordaron “la implementación de la comercialización de carne por troceo en los establecimientos frigoríficos del ámbito provincial o municipal que comenzará en forma obligatoria a partir del 1 de noviembre de este año”.
O dicho de otro modo, Axel no permitirá puntos de fuga de los frigoríficos y matarifes que pretendan seguir vendiendo carne directamente como media res.
“Por decisión del gobierno nacional, a partir del 1° de noviembre los establecimientos frigoríficos de tráfico federal, provincial o municipal deberán comercializar las carnes a través de unidades resultantes del fraccionamiento de las medias reses en trozos cuyos pesos individuales no superarán los 32 kilos. Se trata de un viejo reclamo de los trabajadores de la industria frigorífica y matarifes”, recordó el comunicado oficial que dio cuenta del respaldo del bonaerense.
Domínguez y Kicillof, según el texto oficial, remarcaron que “es muy positivo para la salud y la calidad de vida del trabajador y una mejora en el sistema de distribución de carnes”.