La empresa Syngenta, segundo proveedor global de insumos y tecnologías para el agro, lanzó este martes su programa Carbon Net, destinado a dar más impulso en el país a una agricultura más sustentable que pueda en los próximos años no solo reducir sus niveles de emisión de gases del efecto invernadero (GEI), sino sobre todo convertir los suelos agrícolas en sumideros que capturen carbono y contribuyan a reducir el calentamiento global.
Para poner manos a la obra en la Argentina, Syngenta eligió sellar una alianza con la Asociación Argentina de Siembra Directa (Aapresid), que desde hace tiempo en sus sistema de Chacras (campos experimentales ubicados en toda la geografía agrícola) ya está midiendo el impacto de algunas prácticas sobre el balance de carbono de la actividad. También colaboran a esta iniciativa, destinada a confeccionar el primer mapa de brechas de Carbono (la diferencia entre emisiones y capturas) una red de 550 productores asociados a la entidad, que han empezado a medir sus procesos y aportan los datos al sistema.
La idea de estas iniciativa es sumar más voluntades a ese mapa. “Invitamos a todos los productores que quieran sumarse a la medición de su huella a sumarse”, dijo Marcos Bradley, gerente de marketing de Syngenta. Florencia Accame, una ingeniera agrónoma de Mar del Plata que coordina el sistema Chacras de Aapresid, confirmó la invitación: el objetivo -dijo- es hace un mapa más robusto para demostrar que la agricultura argentina hace contribuciones concretas en la lucha global contra el calentamiento global.
Syngenta, en este acuerdo, lo que hará es facilitar a todos los productores interesados -de su cartera de clientes y de fuera de ella- las herramientas necesarias para comenzar a medir algunos datos cruciales de sus explotaciones para ver si logran subirse a la carrera global para convertir a la agricultura “en una de las soluciones” al cambio climático. Entre esas herramientas, resultó muy tentador que ofreciera gratuitamente el acceso a su plataforma de agricultura digital, que es una forma de recabar y ordenar los datos.
¿Qué datos hacer falta para cooperar con este mapa que comenzó a elaborar Aapresid y que ahora se robustece con el apoyo de Syngenta? Accame explicó que se necesitan los análisis de suelos, con datos ciertos sobre presencia de materia orgánica, los sistemas de rotaciones aplicados a cada lote, los rendimientos de cada cultivo. Y todo para atrás durante al menos las últimas cinco campañas. Con esos datos se podrá definir si tal o cual lote captura más carbono del que emite.
Virginia Vilarino es la coordinadora del tema cambio climático en el Consejo Empresario Argentino para el Desarrollo Sostenible, que agrupa a un centenar de empresas líderes del país que están preocupadas por el tema climático. Entre ellas figura Syngenta. Ella explicó el mar de fondo en el que empresas de esta talla están moviendo sus fichas. De aquí a 2030 las emisiones globales deberían reducirse 45% para cumplir con las metas y poder aspirar a llegar a 2050 con un balance neutro.
Estuvo bien Vilarino al indicar que si fuera por las promesas y compromisos anunciados por gobiernos y empresas el mundo volverá a ser un vergel en los próximos años y el calentamiento global solo un triste recuerdo. Pero “no hay garantía de que se vayan a implementar esos compromisos. Uno no ve todavía los planes realizables y concretos”, afirmó la especialista.
La Argentina, y muchos de los actores de su sector agropecuario, se desviven por ahora en esos chamuyos: somos el gran sumidero de carbón del mundo. Lo cierto es que ni en materia ganadera ni en el sector agrícola extensivo hay mediciones ciertas y validadas respecto de cuánto se emite y cuánto se captura. Por eso el espaldarazo de Syngenta a Aapresid para que complete este mapa (al menos para la producción de granos) es un paso en el buen sentido. Una cosa es decirlo, otra parecerlo y otra medirlo.
“Necesitamos medir para saber donde estamos, y así poder empezar a incrementar nuestros niveles de captura. Y empezar a concientizar al sector en este tema tan importante. Necesitamos dar visibilidad a los buenas buenas prácticas que ya están trabajando los productores”, indicó el gerente de Sustentabilidad de Syngenta, Guillermo Delgado.
Sucede que la percepción general en el sector es que -con prácticas sustentables como una adecuada rotación de cultivos, la incorporación de coberturas todo el año y una correcta reposición de nutrientes- los suelos agrícolas argentinos son sumideros de Carbono (es lo que debe medirse con corrección) y por lo tanto es mentirosa la fotografía actual de que en la Argentina el sector agropecuario es responsable del 39% del total de las emisiones, solo detrás de la energía.
En Syngenta no quisieron anticipar pasos, pero a largo plazo estiman que una correcta medición del debe y haber en materia de carbono equivalente, conducirá naturalmente a los productores a adoptar naturalmente un conjunto de buenas prácticas y al prometedor mercado de bonos de carbono, que por ahora es otra de los paraísos que se prometen pero que no terminan de visualizarse.
“La Argentina tiene un gran potencial para incrementar el secuestro de carbono, pero tenemos que medirlo para saber como mejorar”, aseguró la coordinadora del sistema Chacras de Aapresid. En el mapa de Brechas de Carbono que ya está armando la entidad con medio millar de lotes georreferenciados el promedio de materia orgánica en los suelos es de 2,3%, con mínimos de 1% y picos de 6%. “Estamos en una situación media muy buena, pero tenemos que medirla”, insistió Accame.