Argentina, debido a las sucesivas y desastrosas políticas económicas implementadas en las últimas décadas, ha venido descendiendo en muchos rankings mundiales. Pero existe uno en particular en el cual aparece en los primeros lugares.
La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) acaba de publicar el “Mapa Global de las Tierras Negras”, donde es posible visualizar dónde se localizan los suelos con mayor niveles de materia orgánica, que, por sus características, permiten lograr grandes producciones agrícolas con una baja participación relativa de insumos.
“Debido a su altísima fertilidad, suelen ser utilizados para la agricultura intensiva y son considerados la ‘canasta’ de alimentos del mundo. Desafortunadamente, los suelos negros también están sujetos a la degradación en forma de erosión del suelo, agotamiento de nutrientes, contaminación, compactación, salinización y acidificación”, explica el documento de la FAO.
Se estima que existen unas 725 millones de hectáreas de suelos negros en todo el mundo, la mayor parte de las cuales se encuentran en la Federación Rusa, nación agroexporadora que actualmente se encuentra en pugna con las principales potencias occidentales.
En segundo lugar se ubica Kazajstán, un gran exportador de trigo, seguido por China, nación que hace varias décadas que ya no puede abastecer a la demanda de alimentos interna con su propia producción y requiere importaciones crecientes de productos agroindustriales.
El cuarto lugar es para la Argentina, que con los suelos presentes en la región pampeana debe darle de comer no solamente a cientos de millones de personas en el mundo, sino también a una corporación política local que está cada vez más angurrienta de recursos.
Luego sigue Mongolia, nación que ni siquiera se autoabastece de alimentos, mientras que el sexto lugar corresponde a Ucrania, que prácticamente desapareció de la escena agroalimentaria global luego de la invasión militar rusa.
El séptimo lugar se lo lleva EE.UU., que logra aprovechar muy bien el recurso gracias a una política agropecuaria diseñada para maximizar los rendimientos en un marco de protección para las empresas del agro.
Colombia, con el octavo lugar, es una clara muestra de que no basta solamente con tener buenos suelos para poder ser un gran productor de alimentos, pues, además de no controlar gran parte del territorio, su población carece de los conocimientos necesarios para gestionar el negocio agrícola de manera eficiente.
Canadá, en el noveno lugar, también es un ejemplo, al igual que EE.UU., de buen aprovechamiento del recurso por medio de políticas adecuadas, al tiempo que México, con el décimo puesto, hace lo que puede en el territorio disponible que aún controla el gobierno central.
A nivel mundial, aproximadamente un tercio de los suelos negros están cubiertos por cultivos y otro tercio por pastizales, y los bosques representan el tercio restante. Sin embargo, esta distribución varía dentro de cada región.
Black soils 🌎 map. @FAO has developed this tool to monitor black soils given their critical role in 🌎 food security & their very high potential for carbon sequestration. 🇦🇷 is one of the principal global reservoirs of black soils & implements actions to protect this resource.♻️ pic.twitter.com/XCRAKMvRJK
— Argentina en FAO/FIDA/PMA – Roma (@ArgenFao) May 26, 2022