La producción de huevos festeja lo que parece ser el fin de una larga crisis. “No es la situación ideal” dicen en el sector, pero las empresas avícolas al menos empiezan a salir de la zona en la que las cuentas a fin de mes daban en rojo.
La intervención oficial en el mercado, que los obligaba a vender huevos en el marco del programa “Precios Cuidados”, les generó fuertes pérdidas en 2021 sin que eso significara un beneficio para el consumidor, dado que buena parte del “subsidio forzoso” aportado por las empresas avícolas quedó en manos de los sectores logísticos y comerciales.
Pero desde el arranque de este año la situación cambió notablemente y, a pesar de la suba que tuvieron los precios de los granos –principal costo de producción de la actividad–, mejoraron los márgenes del negocio.
“Podemos decir que estamos en una mejor situación. No es la ideal, pero es mucho mejor que en el 2021”, indicó a Bichos de Campo Javier Prida, presidente de la Cámara Argentina de Productos Avícolas (Capia).
El año pasado las empresas del sector, obligadas a vender en muchos casos por debajo del costo de producción, experimentaron pérdidas económicas que, luego del “golpe” de altas temperaturas registrado durante el verano –que afectó a las gallinas ponedoras–, hizo que empresas que ya venían “tecleando” finalmente decidieran reducir planteles o directamente abandonar la actividad.
Esa restricción de oferta –tanto autoinflingida como climática– se trasladó de manera automática a los precios, lo que hizo, en los hechos, que el producto quedase de facto fuera del programa oficial de precios máximos.
Mientras que a comienzos del presente año el cajón de 30 docenas de huevos blancos se comercializaba a un precio mayorista del orden de 2400 pesos, a partir de febrero superó los 3400 pesos para luego estabilizarse en torno a los 4000 pesos.
A diferencia de otros sectores que participan del programa de “Precios Cuidados”, el de los huevos no tiene opción de ofrecer productos alternativos para compensar las pérdidas generadas por tener que vender a precios máximos (que no cubren los costos), con lo cual tienen solamente dos opciones: aguantan la pérdida todo lo que pueden o abandonan la actividad.
Tal como anticipó en su momento este medio, la salida de actores de la actividad provocó un progresivo ajuste de oferta tan significativo que, luego del golpe (de gracia) de calor estival, llegó a haber desabastecimiento de huevos en muchas regiones argentinas, lo que hizo que los precios regresaran de manera obligada a una zona de equilibrio para evitar no sólo el colapso de la actividad, sino fundamentalmente que la población tuviese acceso a ese alimento básico.
“Por ahora no existe políticas de intervención alguna en el sector”, destacó Prida. Y esperamos que así sea por el bien de las familias que necesitan del huevo para proveer una proteína barata y de alta calidad a los niños. Y de las múltiples preparaciones que necesitan indispensablemente de ese alimento.