En 2020, un grupo de profesionales dedicados a la agronomía, la ganadería pero también al fotoperiodismo decidió crear una empresa llamada Aero665. Brindan servicios de drones para la agricultura, la construcción y la industria. Lo primero que le preguntamos a uno de sus socios, Ricardo Cárcova, cuando lo cruzamos en la última Expoagro era si no habría demasiado mito sobre la utilidad de incorporar los drones en el sector agrícola.
“Yo creo que hay mucho enunciado que nos dice que hay una maravilla de datos para recolectar con los drones y que van a hacernos optimizar los costos y el uso de semillas, fertilizantes, herbicidas, etc. Pero estamos en un enunciado del 100% con un desarrollo de solo 20%”, contestó -terminante- el emprendedor.
Dejo claro, de ese modo, que en la Argentina todavía es muy incipiente el uso de estas tecnologías con fines productivos, y que queda un enorme tranco por recorrer. “Hay grandes empresas que ya han avanzado muchísimo, empresas que desarrollan agricultura en enormes extensiones o pool de siembra, que ya utilizan esta tecnología pero no al 100% como se utiliza en Estados Unidos o en Canadá. Nosotros la usamos para superficies un poco más chicas”, explicó.
Mirá la entrevista con Ricardo Cárcova:
“Esta tecnología tiene que servir para que el productor optimice el uso de los recursos, produciendo un inmenso ahorro de dinero”, añadió Ricardo en otro tramo de la charla, donde nos explicó que ellos ofrecen tanto servicios de imágenes tomadas con drones o con aviones “de ala fija”.
-¿Y en qué se diferencias drones de aviones?
-La diferencia básica de por qué yo tengo que usar uno o el otro pasa por la cantidad de superficie a abarcar de hectáreas que quiero cubrir. Un avión gasta mucha menos energía, con lo cual tiene una autonomía de vuelo mucho más larga. Puede volar una hora y media o dos mientras está capturando imágenes. El dron, como tiene cuatro motores, consume muchísima más energía. Sirve para menos, aunque le podemos cambiar las baterías. Se utiliza para zonas más pequeñas, parcelas. Si nosotros tenemos que hacer un estudio de un campo de 100 o 200 hectáreas usamos un cuadricóptero sin ningún problema. Si tenemos que andar estudiando 2000 hectáreas, tenemos que usar aviones.
Cárcova indica que en ambos casos los equipos llevan cámaras y sensores de diferente intensidad y funciones, que van aportando las imágenes y datos necesarios para construir un mapa acabado de determinado territorio. El mapa permitirá optimizar luego el consumo de semillas, agroquímicos o fertilizantes según el tipo de suelo, su calidad, y otros factores. “Ahí está el meollo de la cuestión”.
-¿Y por qué no puedo resolver todo directamente con las imágenes gratuitas de un satélite?
-Los satélites que tienen imágenes de uso gratuito tienen una resolución por píxel de 30 metros por 30 metros. Un dron tiene una resolución por píxel de cinco centímetro por cinco centímetros, con lo cual yo puedo ver con una imagen de dron a una altura recta un insecto apoyado en una hoja, pero no lo puedo ver con una imagen de satélite.