Los títulos catástrofe que tanto le gustan al periodismo dirán que los productores de yerba cesarán la cosecha de esa popular infusión argentina desde el 1° de diciembre, y que esto amenaza desabastecer las góndolas el próximo verano. Pero eso no es cierto y para entender lo que sucede lo mejor es detenerse en esta entrevista a Salvador Torres, el secretario general del Movimiento Agrario de Misiones (MAM), una de las organizaciones que motoriza esta protesta.
¿Va a faltar yerba en el verano? La verdad que no. Primero porque la yerba mate que sale al consumo está “estacionada” durante varios meses antes, y el hecho de interrumpir la zafra de verano (que aporta solo una pequeña parte de la oferta de la hoja verde) no llegará a impactar en el consumo, al menos no en lo inmediato. Luego porque la decisión de lanzar esta modalidad de protesta es por ahora de una parte de la producción y todavía debe verse que grado de adhesión logra entre los colonos de Misiones, que son cerca de 15.000, están muy fragmentados y tienen diversas opiniones.
Por ahora hay que decir que un sector de ellos se ha empezado a convocar y decidió mostrar su desgrado con el estado de cosas, no iniciando la cosecha de diciembre/enero.
El contexto donde los yerbateros han decidido volver a la protesta es muy claro, según explicó Torres al programa radial Colonia Agropecuaria: Desde la llegada de Javier Milei al gobierno, la Secretaría de Agricultura de la Nación no ha designado presidente en el Instituto Nacional de la Yerba Mate (INYM), y lo está dejando morir de inacción. El INYM fue creado en 2002, luego de una gran protesta yerbatera, y su principal función era fijar cada semestre un precio de referencia para los productores que entregan la hoja verde a secaderos y molinos. Sin conducción y abandonado a su suerte por una desregulación “de facto”, en todo 2024 no ha habido precio de referencia. Y los grandes jugadores, al parecer, han aprovechado la deserción del Estado para forzar una baja del precio de la yerba.
Así que yerba hay, es falso que vaya a faltar en el verano. Pero los productores comienzan a protestar porque no quieren que -con la complicidad del ministro Luis Caputo y el secretario Juan Pazo- los molinos se los sigan empomando.
-¿Entonces han decidido comenzar una protesta?- le preguntaron a Salvador Torres, el dirigente del MAM.
-Sí, así es. Le hemos dado tiempo a un proceso de diálogo con el Gobierno Nacional, pero llegamos a un punto en que las cosas no da para más. Junto a un grupo importante de productores, decidimos iniciar una medida de este tipo, un parate en la cosecha de verano, que no es una gran cosecha, representa el 10% de lo que es la yerba mate, así que lejos está de que en verano pueda faltar yerba en el país.
-Está buen aclararlo.
-Sí, está bueno aclararlo, porque por ahí se sobredimensionan las cosas. Lo que sí es importante es que los productores, las bases principalmente, están tomando la decisión de hacer alguna medida de fuerza para revertir esta situación que en verdad nos llevó a un camino sin salida.
-Entonces la situación es que no hay un precio que conforme. Como ya nadie fija precios, como el INYM no está cumpliendo con su función, la industria paga lo que quiere y entonces el productor está viendo cómo se deteriora su ingreso. ¿Esta es la situación de fondo?
-Precisamente eso, porque no hay un precio de referencia, algunos pagan más, otros menos, hay quienes pagan a plazo de hasta 90 días. O sea, pasa cualquier cosa, y a partir de la desregulación, cada cual maneja a su antojo el tema del precio. Nosotros veníamos acostumbrados a por lo menos tener un precio de referencia, a veces no estábamos conformes, pero había un precio de referencia en el cual todos nos basábamos para un poco mantener la actividad. Y ahora hay una situación de total incertidumbre.
-¿Y las autoridades qué dicen?
-En verdad nadie se hace cargo. El gobierno nacional está feliz porque está todo liberado; el gobierno de la provincia se escuda en eso, porque mucho no puede hacer, por ahí dar algún crédito, alguna ayuda directa. Y bueno, la situación es que en esto los productores hemos perdido muchísimo. Fíjense que nosotros veníamos de estar por fijar un precio a 500 pesos (por kilo de hoja verde) el año pasado, y este año se terminó pagando a algunos a 180 pesos. Y para esta próxima temporada, no hay previsión de que vaya a mejorar mucho más. Así que imagínense la situación que caímos. Amerita hoy para los productores salir a reclamar de alguna forma.
-¿O sea que con la devaluación y la inflación que hubo, más allá de que ahora se haya calmado un poco, ustedes cobraron en pesos por el kilo de hoja verde que entregaron menos que lo que cobraban el año pasado cuando el INYM funcionaba?
-Exactamente, en vez de aumentar el precio, se ha terminado disminuyendo. Así que bueno, esa es la situación.
-Imagino que los costos subieron mientras tanto…
-Sí, en muchos casos donde los productores son medianos, se utiliza mucho insumos, un tipo de fertilizantes… Se ha encarecido todo este tiempo. Está el tema del tarefero también, el que trabaja, el que levanta la cosecha, que también tiene que sostener su salario. Esto también es un tema, pues si los cosecheros no cosechan, no hay cosecha. Está eso de por medio. Y entonces, bueno, esta protesta tiene por sentido hacer visibilizar este malestar.
-Hay alguien que ganó, evidentemente, porque para nosotros los consumidores la yerba siguió subiendo… Quiere decir que alguien les pagó menos a ustedes y nos cobró más a nosotros.
-Exactamente, entendemos que el precio se sostiene. Hoy había por ahí un periódico que hablaba de que la yerba bajó a 2200 pesos. Lo que nosotros vemos es que nada que ver, la yerba se sostuvo y en muchos de los casos aumentó en las marcas líderes. Salvo algunas marcas que aparecen, que son prácticamente intomables, y que pueden tener precio bajo, las marcas tradicionales aumentaron los precios. Ahí hay un sector que ganó, digamos. Los sectores de grandes molineros y los supermercadistas, que cada vez influyen más en el sector y que en cierta forma también van fijando precios.
-¿En qué consiste entonces la protesta? ¿Es en no encarar la zafra de verano, la zafriña, por tiempo indeterminado? ¿Mientras no haya una instancia de negociación, no vuelven a la cosecha?
-Exactamente, la idea es esa, están adhiriendo el sector también de los trabajadores, los cosecheros, y bueno, también seguramente va a haber algún nivel también de movilización. Estamos empezando, digamos, este camino, que costó bastante, ya hace como cuatro meses que lo venimos discutiendo. Pero fue cocinándose porque no encontramos ningún interlocutor que nos pueda resolver algo. Así que vamos a la medida de paro de cosecha.
-¿Hoy no tienen charla con nadie en el Gobierno Nacional? ¿En el INYM, por ejemplo, no hay un representante de la Nación?
-No, el INYM no tiene presidente, se habla con los directores, que tampoco tienen posibilidad de hacer nada. En verdad lo que vemos es que se está cayendo día a día, se van perdiendo funciones, no tiene presidencia.
-Así que se lo está dejando caer, sin dudas. Es evidente el vaciamiento que ha hecho la Nación, porque el ex secretario de Bioeconomía, Fernando Vilella, había designado un representante nacional pero se lo bocharon desde Economía y no nombraron a nadie más. Y así estamos desde marzo.
-Exactamente, ya estaba designado, y encima había un acuerdo de todo el sector para esa designación y al final no se designó. Bueno, esta es la situación que estamos padeciendo. Los compañeros están tomando conciencia real. En verdad se desprestigió mucho al instituto, como tantas otras cosas que primero se empiezan por desprestigiar mediáticamente y después se intenta bajar, como el caso de las universidades, el caso del INTA ahora, el caso de agricultura familiar… Primero le hacen creer todo el mundo que son todos chorros, ladrones y bueno después se baja.
-¿Y ustedes creen que sirvió de algo el INYM?
-El Instituto surgió de una ley muy discutida en 2002, una ley que fue en base a la lucha de compañeros productores. Estuvimos 20 años trabajando con esta ley y nos fue bastante bien, los últimos tres años fueron muy buenos. Pero de repente nos encontramos que hay una bajada de que es algo que no sirve para nada, que no sirvió, que no valió la pena, que era sólo para chorros y corruptos y se lo da de baja. Es muy difícil pelear contra el aparato mediático que hay del gobierno, que hoy con las redes llega hasta el último rincón de la provincia. Ahora hay que salir a pelear, que realmente vale la pena tener un instituto porque es el que puede regular.