En 2018 se conocía la noticia de un desarrollo científico que iluminó los ojos de más de un sojero: una variedad de soja con 4 porotos por vaina, uno más que en el resto de las variedades. La Tango 4S, denominación que adquirió este nuevo tipo de planta, fue creada por especialistas del Instituto de Investigaciones en Ciencias Agrarias de Rosario (IICAR), ligado al Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) y a la Universidad Nacional de Rosario.
Pero dos años pasaron y poco se volvió a decir sobre esta innovación que prometía aumentos considerables en los rindes productivos. ¿Qué paso? ¿Fue solo una expresión de deseo? La respuesta es no: la investigación sigue y la Tango 4S está lista para que alguna semillera adquiera la licencia y se decida a potenciarla.
Así lo confirmó a Bichos de Campo Eligio Morandi, investigador principal del Conicet y director del proyecto. “Ha habido interés de empresas, pero cuando llega el momento no se termina concretando por los aspectos legales. Nosotros tenemos el germoplasma o carácter, y tenemos la tecnología para incorporarla. Lo que falta es la unión con alguna semillera”, afirmó.
Pero este período tampoco se ha tratado de una pérdida de tiempo y el equipo a cargo de Morandi (integrado por Carlos Gosparini, Nidia Montechiarini, Álvaro Quijano y Julieta Bianchi), de la Facultad de Ciencias Agrarias de la UNR, sigue trabajando en perfeccionar ciertos aspectos moleculares para que la empresa que desee incorporar esta variedad lo haga de forma más rápida y económica.
El trait o carácter de la Tango 4S permitiría aumentar los rindes entre un 8% y 20%, de acuerdo con los resultados preliminares de ensayos de campo. Las plantas con ese trait tienen entre un 60 y 80% de vainas con cuatro semillas -lo que da un promedio de 3,6 a 3,8 semillas por vaina-, mientras que las vainas de los cultivares comerciales tienen un promedio de 2,7 a 2,8 semillas por vaina, con muy pocas o ninguna vaina con cuatro semillas.
La innovación consistió en concentrar los genes específicos, que impactan en el rendimiento, para hacer que estas vainas de cuatro porotos se expresen más seguido.
De los dos factores primarios que hay que tener en cuenta para analizar la productividad de una planta -el número de semillas y el peso unitario por semilla-, el más ligado a los aumentos del rinde es el número de semillas por vaina, y de eso se trata esta investigación.
“Estamos haciendo ensayos ecofisiológicos para demostrar cómo funciona esto en el campo, y ensayos moleculares para que, en caso de que se decida usar este carácter, su incorporación pueda ser más rápida”, comentó Morandi y agregó que también trabajan en paralelo para derribar algunos mitos.
“Se dice que si modificás el número de semillas por vaina se va a reducir el peso de la semilla, pero esto no es así. Son genes independientes. Se pueden acumular distintos genes, para distintos caracteres. No es que si vos aumentás uno va a caer el otro. Pero lamentablemente es una creencia que está bastante arraigada”, aseguró.
Algo que también se ha dado por hecho es pensar que esta variedad de soja es transgénica, y Morandi se toma el tiempo de explicar en cada entrevista por qué tampoco es así. “No tiene genes incorporados de, por ejemplo, una bacteria como la que tiene aquella resistente al glifosato. Simplemente son genes de la soja que consiguen esta característica. Al juntarlos se expresa ese carácter”.
-¿Por qué se demora la llegada de esta variedad?- le preguntamos.
-Es todo opinable, pero creo que los factores tecnológicos, que parecen complejos, a veces son más sencillos y más rápidos de solucionar que los aspectos institucionales y legales. Entran otros actores y otros intereses y hay que lograr ponerse de acuerdo. El triunfo desde el punto de vista científico ya está, pero no me conforma eso. Soy ingeniero agrónomo y antes de irme de este mundo me gustaría verla integrada en el sistema productivo, en el campo.