Resulta ser que el ministro del Interior, Wado de Pedro, es además de un dirigente político y uno de los posibles candidatos del oficialismo a la Presidencia de la Nación, un sufrido productor agropecuario que, como todo el resto, ha sido castigado por la severa sequía. Contó en la cena de expositores de Expoagro, donde fue invitado estelar, que en el campo familiar de Mercedes, de donde es oriundo, hicieron rollos con moha y les rindió “solo 20% de lo que salía siempre”. Mientras un poco más allá, la alfalfa, el maíz y la soja se marchitaban.
La muestra agropecuaria de Clarín y La Nación que comenzó este martes en San Nicolás tuvo un capítulo de alta intensidad oficialista el lunes a la noche: en los discursos, los fabricantes de maquinaria o las empresas de insumos, que históricamente contaban sus dilemas y pesares, dejaron lugar a una serie de cinco políticos, de los cuales cuatro eran funcionarios de gobiernos peronistas.
Al discurso de cierre de Wado le antecedió el del secretario nacional de Agricultura, Juan José Bahillo; el del presidente del Banco Provincia, Juan Cuattromo; y el ministro de Desarrollo Agraruio bonaerense, Javier Rodríguez. El único opositor también era de raíz peronista, Manuel Passaglia. Pero el intendente de San Nicolás está desde hace rato jugando junto al PRO.
El cierre fue reservado para Wado, pese a que no había ninguna ligazón formal del ministro político del gobierno con esta exposición. El funcionario, consciente de esto, aclaró de entrada que “quiero hablar como cuarta generación de productores agropecuarios en el interior de la provincia de Buenos Aires”. Allí confesó que también había sido “maltratado” por la dura sequía que castiga a todo el país, y que amenaza con voltear buena parte de la cosecha de granos. No aclaró que, a diferencia del resto de los productores, él cobra un salario como ministro que le permitirá campear mejor el temporal.
Pero a la hora de los diagnósticos, De Pedro sí mostró mucha pobreza: culpó al “cambio climático” del fenómeno climatológico y no se compadeció de sus consecuencias económicas y mucho menos mostró vocación por aportar nuevas soluciones -más allá de las anticipadas por Sergio Massa- para los productores que están seriamente amenazados y podrían hasta tener que salir del mapa productivo.
Da casi vergüenza ajena escuchar al ministro del Interior decir que fueron a buscar soluciones a la sequía en un viaje realizado en 2021 a Israel con varios ministros (como el ex de Agricultura, Julián Domínguez), y diez gobernadores. Fue u extenso periplo. Pero de aquella gira por la capital mundial del riego de precisión no se conoce ninguna consecuencia concreta, ni ejemplo copiado, por la política doméstica.
Por más productor que sea, por más generaciones que hayan antecedido a De Pedro en la actividad agropecuaria, esta carencia de ideas concretas denota que ciertamente poco parece importarle el devenir de muchos productores al ministro del Interior, quien parece enfundado en un traje antiflama y anti-oprobio, construyendo un discurso de tono electoral que muestra al peronismo tratando de tender puentes con el campo.
Claro que después, unos sabe, Wado se vuelve el ministro a Buenos Aires, cierra filas con sus compañeros de La Cámpora, pide instrucciones a Cristina Kirchner y hasta amaga con desobedecer al presidente Alberto Fernández. Y todo por el mismo precio, mientras muchos productores en serio corren peligro real de fundirse.