César Machello (49) es un chacarero horticultor entrerriano, que vive y produce en la zona de El Brete, en el cinturón hortícola de las afueras de la ciudad de Paraná.
Cuando se disponía a realizar la nota con Bichos de Campo se largó un fuerte aguacero con granizo fino, de piedras chicas, pero que es el que más daño puede hacer a la horticultura, aseguró. César debió guarecerse en uno de sus invernaderos, mientras lo primero que nos quiso decir es que él y los demás pequeños productores de la zona, están pasando por una situación muy lamentable porque ni siquiera alcanzan a cubrir sus costos y se están perdiendo las economías regionales. Dice que reclaman ayuda al Estado, pero que pasan los gobiernos y nadie los escucha. Que no piden subsidios sino facilidades de pago para poder invertir y crecer. César enfatiza en nombre de los productores que no quieren que el Estado les regale nada. Lo que sucede es que antes se sacaba ganancia y se podía reinvertir. Pero ahora, no.
Machello heredó dos hectáreas y media de su padre, quien comenzó a trabajar la tierra por la necesidad de sobrevivir, de modo muy rústico, con una producción a campo. De él aprendió el oficio desde muy chico y luego estudió en la escuela agrotécnica Las Delicias, con régimen de internados, donde se recibió de agrónomo general.
Sus tres hijos, Gino, Bruno y Facundo, también han estudiado allí. Uno, está en el último año, otro ya estudia veterinaria y el otro decidió trabajar afuera. Pero en sus vacaciones, los tres vuelven a ayudar a sus padres en la chacra. Cuando César se recibió en 1991 regresó a trabajar con su padre y decidió invertir en producción bajo cubierta, colocando invernaderos. Si bien les insumió un gran esfuerzo, sostiene que valió la pena porque les cambió la vida, ya que pasaron a una producción de mejor calidad y con menor sacrificio.
Señala César que con los invernaderos habían dejado los cultivos de hoja para concentrarse en cultivos intensivos de tomate y morrón a gran escala, siempre de acuerdo a las demandas del mercado y de las estaciones del año, claro. Pero se queja de que en estos últimos años el consumo ha caído mucho, los costos de producción se han ido por las nubes -todos dolarizados- y como su trabajo es manual en su mayoría y hay que estar mucho tiempo agachado, cuesta conseguir mano de obra.
Sin ir más lejos, Machello cuenta con pena que sus hijos, viendo el sacrificio que es, y que apenas cubren los gastos, prefieren buscar trabajo afuera, en otros rubros. Entonces han vuelto a diversificar su producción y a producir verduras de hoja: entre 4 y 6 variedades de lechuga, arrepollada, crespa, mantecosas en sus versiones verde y morada, brócoli, coliflor, acelga, remolacha, espinaca, más bien cultivos de invierno. Y cultivos de verano como la chaucha y el zapallito de tronco.
Consultado por más detalles de su producción, César explicó: “Tratamos de hacer un uso intensivo en la poca extensión de tierra que tenemos, con buenos riegos y abonos orgánicos. En cuanto a volúmenes, tratamos de sacar 10 o 20 o 30 y hasta 40 atados diarios de una docena de plantas cada uno”.
“Los productores de la zona hemos conformado una sociedad anónima, a través de la cual hemos alquilado el viejo mercado a la municipalidad de Paraná, donde tenemos una cámara de frío para conservar las verduras y allí vendemos nuestros productos. También grupos de mayoristas llegan con mercadería de afuera. Nuestra rutina consiste en cosechar y al otro día vendemos, desde las 4 de la mañana hasta las 9, en el mercado concentrador. Mientras yo vendo, mi señora, Gisela, queda a cargo de la siembra y cosecha, además de sus tareas de ama de casa. Regresamos a la chacra a retomar las tareas de producción, donde tenemos sólo dos empleados”.
Machello quiso explicar acerca de las razones de la crisis que está atravesando el sector horticultor: “Los insumos como las semillas y los plantines son de origen importado. Nuestra producción necesita mucho riego, y debemos extraer agua con bombas, a 60 y hasta 100 metros de profundidad, por lo que gastamos muchísima electricidad”.
“Es una vergüenza que, estando a 2000 metros del río Paraná, el cual acarrea infinidad de nutrientes y no sería necesario potabilizar el agua, no logramos que el Estado nos haga un canal de riego. Lo venimos solicitando ya a varios gobiernos, pero hacen la vista gorda”, lamenta.
Y añade: “Para los invernaderos, tenemos que buscar la madera del norte de nuestra provincia, que nos queda a 300 kilómetros, o de Corrientes. Y los plásticos, si bien son de fabricación argentina, nos dicen que tienen insumos importados”.
Continuó César: “Acá había muchos productores y vamos quedando cada vez menos. Para colmo, la ciudad se expande y nos obliga a desplazarnos. Había pequeños tambos y por los olores, más la crisis del precio de la leche, casi no han quedado. Lo mismo, hemos sobrevivido muy pocos productores, y ya no se ven jóvenes”.
“Lo grave es que toda la mano de obra desocupada pasa a engrosar las villas miseria en el conurbano de las ciudades. Y al caer el consumo por la caída del poder adquisitivo de la mayoría de la gente, nos pasa por ejemplo, que en verano al llegar al mercado, el precio cae abruptamente y las verduras en la cámara pueden aguantar un día o dos. Pero después, si no logramos venderlas, tenemos que tirar el fruto de meses de trabajo y sacrificio”.
“En definitiva -culminó Machello- no sabemos hasta cuándo vamos a poder seguir en esta zona, e incluso, con esta actividad, tan sacrificada y que en cualquier momento nos va a dar sólo pérdidas. Tanta incertidumbre para estimar los costos y poner los precios, vuelve impredecible a nuestra actividad y esto se torna muy angustiante. Ojalá algún gobierno nos escuche y nos apoye para que entre todos podamos dar vuelta esta crítica situación, y que volvamos a viejos tiempos donde nos quedaba margen para vivir y reinvertir”.
Despedimos a César y a su esposa Gisela con la chamarrita “Por trabajo”, de Felipe Luján Arellano, interpretada por el payador David Tokar:
Debería decretar una ley donde las tierras productivas a la Vera de los dos ríos y campos productivos no se puedan lotear edificar
Y bosques para pulmones de la ciudades.
Esta idea le comunique al sr frigerio cuando asumió por medio de la cta Facebook
Lo que logre fue que me bloqueara de mi cuenta.
Bueno los políticos están en otra hacer puentes pintar calles hasta los postes de semáforos pintados con pinturas texturada simulando árboles aquí en Paraná
Más biem contaminando todo.
Y bueno cuando no tengamos más verduras y la mano de hobra de oficio orticultor y se mueran todos la gente de campo como tantos otros oficios que no se trasmiten a la siguiente generación y no tengamos que comer ya será muy tarde
Toda la comida que compramos sale del campo.