Los veterinarios del viejo continente se están movilizados ante la posibilidad de que la Comisión de Medio Ambiente, Salud Pública y Seguridad Alimentaria del Parlamento Europeo vote la semana que viene una nueva norma que restringiría todavía más el uso de antibióticos en animales, apuntando a su prohibición total en cierto plazo de tiempo.
La comisión del Euro Parlamento quiere llevar a votación la próxima semana en la Eurocámara una nueva moción para ampliar -sin fundamento científico- las restricciones en la normativa hasta prohibir el uso de antibióticos en las veterinarias. Algunos de estos productores son esenciales para los animales domésticos y de producción, como colistina, macrólidos o cefalosporinas, entre otros.
Previo a la prohibición de determinados antibióticos, en el nuevo proyecto se desglosan este tipo de medicamentos por categorías, que en la nueva ley tendrían nuevos condiciones para circular: habrá productos que estarán limitados y otros que deberán ceñirse a una “aplicación prudencial”.
Habrá cuatro categorías: A, B, C y D. Y según el documento elaborado por la Agencia Europea de Medicamentos, “la forma de administración deberá tenerse en cuenta junto con la clasificación a la hora de prescribir antibióticos”.
El argumento principal de esta agencia es que la resistencia a los antibióticos puede propagarse de los animales al medio ambiente. “El Grupo de Expertos Ad Hoc en Asesoramiento Antimicrobiano (Antimicrobial Advice Ad Hoc Expert Group, AMEG) ha clasificado los antibióticos sobre la base de las posibles consecuencias para la salud pública de un aumento de la resistencia a los antimicrobianos cuando se usan en animales y la necesidad de su uso en medicina veterinaria”, se explicó oficialmente.
Algunos medicamentos podrían ser limitados solo para la medicina humana.
La clasificación de los antibióticos, en este contexto, busca servir como herramienta para apoyar la toma de decisiones por parte de los veterinarios sobre qué antibiótico utilizar. La agencia exhortó a los veterinarios a “comprobar la clasificación del AMG antes de prescribir cualquier antibiótico a los animales que atiendan”.
La Plataforma Europea para el Uso Responsable de Medicamentos en Animales (Epruma, por sus siglas en inglés) sostuvo en un comunicado que las preocupaciones “por la ciencia y el bienestar animal” deberían ser una prioridad sobre las perspectivas políticas. Pero avisó que “este es un intento equivocado de proteger el uso de los antibióticos para el uso humano y detener el desarrollo de resistencia a los antimicrobianos”.
“Tal medida podría poner en grave peligro no solo la salud y el bienestar de los animales, sino también a la salud pública y la seguridad alimentaria”, anticipó la Epruma. En este sentido, los especialistas aseguraron que no hay que olvidar que “todavía no existe un producto disponible para que pueda sustituir a los antibióticos en cuanto a la capacidad para tratar enfermedades bacterianas en ningún ser vivo”.
“Tanto los animales de granja como los de compañía pueden contraer enfermedades potencialmente mortales que solo pueden tratarse con un antibiótico eficaz. Al prohibir la única opción terapéutica disponible, estos animales quedarán desprotegidos contra infecciones bacterianas, que les provocará muerte y dolores innecesarios”, añadió la entidad que agrupa a los veterinarios.
En España, la Organización Colegial Veterinaria (OCV) se encolumnó con la Federación Europea de Veterinarios, y reclamó a los parlamentarios europeos que refrenden la nueva normativa de la UE sobre medicamentos veterinarios, que estaba consensuada y debe entrar en vigor en enero de 2022. “Es la mejor vía para proteger la salud de animales y personas, así como para seguir avanzando en la lucha contra la resistencia a los antibióticos”.