Finalmente, las “retenciones cambiarias”, que un mes atrás se ubicaban en torno al 38%, se encuentran actualmente ya en un nivel del 40%.
Las autoridades monetarias vienen “pisando” el tipo de cambio oficial al tiempo que el tipo de cambio de mercado (MEP o CCL) está aumentando no porque haya un problema inmediato de acceso a divisas, sino porque el comportamiento del gobierno argentino viene mostrando señales por demás erráticas.
El ministro de Economía, Martín Guzmán, quien venía implementando una política –en el marco de posible– tendiente a ordenar las cuentas públicas, está siendo desafiado de manera constante por integrantes del kirchnerismo que pretenden seguir usando la “máquina de imprimir pesos” sin considerar el impacto inflacionario.
Adicionalmente, si bien no existe en la actualidad una restricción de divisas –de hecho el Banco Central (BCRA) viene comprando dólares para incrementar las reservas internacionales–, el hecho de que el presidente Alberto Fernández haya cerrado de un día para el otro las exportaciones de carne vacuna (además de tener otros sectores en la mira) representa un claro riesgo futuro en términos cambiarios, dado que el sector agroindustrial es la principal fuente de divisas de la economía argentina y el Estado nacional no tiene acceso al crédito internacional.
En ese contexto, el valor real del dólar (MEP o CCL) se distancia de manera progresiva del tipo de cambio artificial (oficial) establecido por las autoridades monetarias argentinas para ensanchar la denominada “brecha cambiaria”.
Sin “retención cambiaria”, por ejemplo, el empresario agrícola argentino estaría recibiendo hoy unos 53.400 $/tonelada al vender soja Rosario disponible, mientras que el precio con “retención cambiaria” es de 31.900 $/tonelada. Eso porque mientras que el tipo de cambio comprador BNA (intervenido por el gobierno) se encuentra en 93,5 $/u$s, el dólar MEP cotiza en 158,0 $/u$s.
La “retención cambiaria” se inició con el “cepo cambiario” instrumentado por el gobierno de Mauricio Macri a comienzos de septiembre de 2019 por medio de la comunicación “A” 6770 del BCRA, política que fue reforzada por la gestión de Alberto Fernández.
La “retención cambiaria”, al igual que la inflación, es un impuesto indirecto o “encubierto”, pero con la particularidad de que termina distorsionando los valores relativos de los diferentes bienes presentes en la economía, fenómeno que, continuado en el tiempo, puede producir desinversiones en áreas estratégicas o promoverlas en otras no esenciales.
Entre las consecuencias derivadas del “cepo cambiario” se incluye la ausencia de gran cantidad de equipos, piezas a insumos importados –en el agro el caso más grave es el de los neumáticos para maquinaria agrícola–, así como la competencia desleal de aquellos que consiguen acceso a divisas al tipo de cambio oficial para importar alimentos que se elaboran en el país.