Para que la vaca produzca tiene que comer bien y eso no ocurrirá si el forraje es de mala calidad. Si algo ha demostrado la historia es que los productores no pueden controlar el clima, y por ende los rindes de sus cultivos, pero si pueden reordenar la dieta de los animales para que no les falte ningún nutriente. Una alternativa que muestra excelentes resultados son los bloques multinutricionales o BMN, que contienen todos los requerimientos energéticos que un rumiante necesita por día.
“No es magia sino estrategias las que ayudan a pelear los momentos de baja calidad en los forrajes. Los BMN sirven para los pastos que se secan en invierno y para aquellos rastrojos que no son buenos. Una vaca necesita entre el 8 y 12% de proteína y un rastrojo de sorgo no llega ni a la mitad de ese requerimiento”, explicó a Bichos de Campo Aníbal Fernández Mayer, que no es mago sino ingeniero agrónomo y miembro del INTA Bordenave.
La idea de alimentar a los vacunos con pastillitas del tipo de las que toman los astronautas surgió en Cuba en la década de 1960 y se esparció por toda Latinoamérica hasta llegar a la Argentina en 2008. Los bloques pueden presentarse en forma de cubitos o “caramelos” más pequeños en caso de que se desee usar un mixer. En ese caso su nombre pasa a ser Suplemento Activador Rumial o SAR.
¿Pero cómo puede un productor saber que los necesita? Fácil, mirando las heces. Si están secas es señal de que hay que reordenar la dieta.
Los BMN están compuestos por 10% de urea, 20% de algún cereal molido, 30% de un subproducto proteico (ejemplo soja), 25% de melaza u nutriliq, 5% de sales minerales y 10% de cal como emulsionante.
La mejor parte es que pueden armarse de forma manual en una mezcladora de construcción y luego depositarse en recipientes que le otorguen forma. La clave está en que no sean duros sino “parecidos a un queso cuartirolo”, define Fernández Mayer.
“El límite de consumo es un kilo. Una vaca con metabolismo normal necesita 200 a 250 gramos de proteína. Con medio kilo de bloque al 40% de proteína ya cubrís los gastos de mantenimiento y energía”, indicó el investigador del INTA.
En cuanto al paso seco, el animal requiere entre 10 y 12 kilos por día. Si el entorno no ayuda y el animal no quiere comer el forraje, el consumo del bloque ayudará a la incorporación de esa fibra seca.
La señal de que los animales ya no necesitan de este suplemente son los brotes de pasto verde. “Cuando el color verde aparece en el forraje, las vacas dejan de comer el bloque”, aseguró Mayer.