Aunque en el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) se muestran calmos y seguros de las tareas de control que están realizando frente a la Influenza Aviar altamente patógena de la variante H5, uno de cada cinco análisis que se realizan ante cada sospeche remitida al laboratorio de Martínez está dando positivo. Esto claramente es un porcentaje todavía muy elevado.
En las últimas horas, y en una correcta tarea de difusión de los casos, el organismo confirmó un nuevo positivo de influenza aviar H5 en aves de patio en Toay, una localidad de La Pampa. Así, hasta este fin de semana suman 59 las detecciones de la enfermedad.
Esa cifra de casos positivos equivale a una quinta parte de las más de 300 notificaciones analizadas por el Laboratorio del Senasa, donde ya se acumulan 49 focos en aves de traspatio, 4 en aves silvestres y 6 en el sector de granjas comerciales.
Los casos están distribuidos de la siguiente manera: 18 en Córdoba, 15 en Buenos Aires, 7 en Neuquén, 6 en Santa Fe, 4 en Río Negro, 2 en San Luis, 2 en Chaco, 2 en La Pampa, 1 en Jujuy, 1 en Santiago del Estero, y 1 en Salta.
La mayor preocupación, por lo tanto, está concentrada en la provincia de Córdoba, donde abundan los positivos en gallineros caseros, de patio o de autoconsumo, donde prácticamente no existen los controles sanitarios. En declaraciones a CNN Radio, el titular de la Cámara de Productores Avícolas (Capia), Javier Prida, dijo que ese sector escapó de los radares sanitarios. “El ave de traspatio en la Argentina en su gran mayoría no tiene un control adecuado”, denunció.
El gran peligro es que la IA H5 se traslade de allí a los establecimientos comerciales donde el stock de gallinas ponedoras y pollos parrilleros se cuentan de a millones. Es que si se detecta un caso allí, la estrategia para evitar la difusión de la enfermedad es la matanza inmediata de todos los ejemplares de cada foco.
Es lo que sucedió en los seis casos de ese tipo detectados hasta ahora. Fuentes oficiales destacaron a Bichos de Campo que “van unas 700.000 aves muertas en los 6 focos detectados al momento en el sector comercial, un 30% por la propia enfermedad y un 70% sacrificadas en el marco de las acciones sanitarias para evitar que se disperse”.
Esto, según evaluó Prida, equivale a solo 2% del stock nacional, mientras que en otros países como Ecuador este porcentaje de sacrificios ya llegó al 5% de las aves comerciales. A nivel mundial, desde que comenzó esta pandemia, se sacrificaron 200 millones de aves.