Terminó la campaña de maíz comercial 2022/23 con un dato sorprendente: el 58% de la oferta total del cereal provino de las siembras tardías.
Las siembras tardías, además de ampliar las posibilidades de expandir el cultivo en las zonas más alejadas de los puertos (Córdoba, San Luis y La Pampa), favoreció a las industrias consumidores del cereal al tener acceso al insumo durante una mayor cantidad de meses en el año.
Con un desastre climático tan severo, en 2022/23 la estrategia de retrasar la siembra de maíz no funcionó porque el rendimiento promedio de ambos cultivos resultó muy similar, según un informe publicado por la Bolsa de Cereales de Buenos aires.
La única región productivo que logró “zafar” del desastre climático es el sur y sudeste bonaerense, donde los rendimientos logrados de maíz en la última campaña fueron apenas un 2,5% menores al promedio del último lustro.
La campaña finalizó con 16 millones de toneladas por debajo de la proyección de producción inicial. Esto se explica tanto por la reducción del área como por la intensa sequía y los golpes de calor sufridos durante el período crítico del cultivo. Sumado a eso, heladas hacia el mes de febrero contribuyeron a esta importante caída en la producción.
La producción total nacional se ubicó en 34,0 millones de toneladas, reflejando una caída de 34,6% respecto a la campaña pasada y posicionándose como el volumen más bajo desde el ciclo 2014/15.
La campaña además se caracterizó por un retraso significativo de la cosecha, lo que hizo que el impacto comercial del desastre climático se acentuara por demás.