En su página, la gente de FieldView (la plataforma de agricultura digital de Bayer) contó un caso curioso que los involucró y que tuvo como protagonista a un productor de Oliva (Córdoba) que utiliza ese servicio para medir todas las variables de sus lotes agrícolas. La anécdota muestra una derivación de los usos más comunes de la agricultura de datos, pues el hombre los utilizó esta vez para verificar el daño que le provocó a sus cultivos una pulverización desaprensiva por parte de un vecino.
Resulta que el productor había plantado un trigo que venía evolucionando bien. Así lo evidenciaba el verde que mostraban las primeras imágenes de monitoreo.
Pero, más adelante en la campaña, una nueva imagen aportada por el equipo FieldView permitió observar un manchón rojo bien nítido en el ángulo sureste del lote. Algo no andaba bien en ese punto del predio, que justo corresponde a una zona que no contaba con un camino apropiado para poder acceder y por lo tanto era difícil de monitorear personalmente.
El productor sospechaba que una aplicación de herbicidas realizada en el campo vecino era la que había provocado el daño, debido a la deriva de parte del agroquímico sobre el lote sembrado con trigo.
Entonces, el productor optó por demarcar dos áreas, para poder analizar su comportamiento durante el avance de la campaña y luego poder calcular, en el momento de la cosecha y gracias a los mapas de rendimiento aportados por el sistema cuál era la merma sufrida.
Al cosechar, e mapa de rendimientos mostró números bien distintos en la zona roja (afectada por el herbicida) y la de al lado (que se usó como testigo). Y efectivamente había más de 1.000 kilos por hectárea de diferencia entre ambas. La testigo, que no había sufrido daño por deriva, rindió 5.264 kg/ha. La que sí se había visto afectada tuvo una productividad de solo 3.821 kg/ha.
Al parecer, según cuentas estos proveedores de servicios de agricultura digital, las cosas terminaron bien entre ambos vecinos, pues con los datos inapelables del monitoreo el productor hizo el reclamo y al otro no le quedó más alternativa que reconocerle los daños.