Un equipo de especialistas del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) -que reúne a investigadores de las estaciones bonaerenses Hilario Ascasubi, Balcarce y la rionegrina de Bariloche- trabaja en la puesta a punto de un fertilizante órgano-mineral elaborado a partir de residuos agrícolas que podría servir para el cultivo del trigo. Más resumido, es un compost en pellets que puede echarse al voleo sobre los cultivos.
El propio INTA mostró su entusiasmo por esta investigación, señalando que este biofertilizante pelletizado permitió que, tras su aplicación en ensayos realizados en Balcarce, el trigo rindiera 19% más en comparación con la fertilización convencional.
La evaluación del fertilizante pelletizado, como fuente de nitrógeno (N) y fósforo (P) en trigo, se realizó en el campo experimental de la Unidad Integrada INTA Balcarce, sobre un Argiudol Típico, serie Mar del Plata. La fertilización fosfatada, tanto inorgánica como órgano-mineral se realizó a la siembra, mientras que el nitrógeno (ambas fuentes) se aplicó al voleo en superficie en el momento de dos macollos.
Luciano Orden, del INTA Hilario Ascasubi, junto con Walter Carciochi, de la Unidad Integrada INTA Balcarce, y Javier Ferrari, del INTA Bariloche, diseñaron y formularon los pellets, para luego evaluarlos a campo en un cultivo de trigo. A largo plazo, la premisa es poder incorporar el compost en los cultivos extensivos y, de alguna manera, devolver al suelo parte de lo que se extrae.
“Los residuos agropecuarios y agroindustriales pueden ser utilizados como materia prima para la generación de productos con valor agregado, entre los que se destacan la generación de bioenergía, alimentación animal o biofertilizantes”, aseguró Orden. Por eso, para avanzar, el equipo de investigadores aplicó el concepto de “economía circular de residuos agroindustriales”, que apunta al reaprovechamiento de los residuos orgánicos a fin de que los nutrientes extraídos sean recuperados y reintroducidos en el ciclo de producción.
En el INTA Bariloche, Ferrari avanzó en el desarrollo de una máquina experimental que permite densificar el compost y comprimirlo hasta alcanzar un formato más pequeño y compacto, ideal para su distribución con cualquier fertilizadora/sembradora.
Asimismo, la máquina experimental sirvió como base a partir de la cual se pudo extrapolar el formato y composición para la producción a escala industrial de los pellets.
Gracias a un convenio de vinculación tecnológica firmado con la Pyme Daasons -ubicada en el Parque Industrial de Bahía Blanca, Buenos Aires- los pellets pronto estarán disponibles para su comercialización.
“La empresa Daasons S.A. hace más de 30 años que se dedica a la fabricación de fertilizantes orgánico-minerales”, indicó Orden, quien señaló que “el INTA junto con la empresa se encuentra en proceso de inscribir, de acuerdo a las normativas vigentes, la nueva línea de biofertilizante para su comercialización”.