Son varios los cultivos en los que se trabaja para mejorarlos genéticamente. El objetivo es hacerlos resistentes a plagas, a la sequía y a otros fenómenos. Es el caso del algodón, los estudios están centrados en generar variedades resistentes a enfermedades y con mayor retención floral. Según la línea de trabajo del INTA, que fue destacada por un informe de Aapresid (la Asociación de Productores en Siembra Directa), también se busca lograr plantas que den capullos con fibras más largas y con mejor capacidad para asimilar fosfitos.
El informe de Aapresid destacó que se espera la introducción en el mercado algodonero de tres nuevas variedades de ciclo intermedio, denominadas Guazuncho 4 INTA BGRR, Guaraní INTA y Porá 3 INTA, las cuales se destacan por su resistencia al glifosato y lepidópteros que dañan al algodón.
“Las variedades son un respiro ante el dilema sobre la siembra del cultivo, que depende directamente de la disponibilidad de precipitaciones, las regulaciones sanitarias y las condiciones del suelo”, detallaron los especialistas de Aapresid.
En una charla organizada por esa entidad, los especialistas de INTA Mauricio Tcach y María Alejandra Simonella dieron a conocer además las nuevas formas para un manejo integral del cultivo, donde se ofrecen variedades intermedias y cortas. Sobre estas últimas, la Guaraní INTA es una planta que permite una siembra tardía sin comprometer la calidad y el rendimiento de la fibra.
“La elección de variedades y el ajuste en el distanciamiento de siembra pueden ayudar a concentrar la floración y esquivar al picudo del algodonero cuando por problemas hídricos atrasamos la fecha de siembra”, explicó Tcach.
Mientras tanto, sobre las nuevas variedades genéticas que posibilitan una mayor retención floral, los hallazgos son evidentes en una planta que pasa de producir entre 35 y 45 flores, desarrollándose solo 10, a una planta que mejorada genéticamente alcanza una mayor retención. esto permite un crecimiento prolongado y mayor productividad al desarrollarse variedades de fibras extra largas de gran demanda en el mercado y por ende contribuye al mejoramiento del germoplasma nacional.
Asimismo otros proyectos están dirigidos a involucrar plantas transgénicas con las cuales se puedan usar agroquímicos como fosfitos, necesario para la nutrición y esenciales en la reducción de malezas.
En cuanto a plagas, “un enfoque integral incluye el monitoreo constante donde las trampas de feromona juegan un papel crucial. Para determinar la presencia del picudo y guiar las estrategias de control se deben monitorear 60 días antes de la siembra, y sus feromonas reemplazadas cada 21 días. Si el índice de picudos por trampa por semana supera un umbral de daño del 3%, se inician las aplicaciones de insecticidas. Al combinar con estrategias de control biológico y cultural, como la destrucción de los rastrojos de algodón se ayuda a mantener a raya la población”, dijo la especialista María Samella.