El escritor argentino Antonio Santa Ana descubrió en carne propia el poder dañino que las “retenciones cambiarias” generan para aquellos que, gracias a su esfuerzo, logran generar divisas a través de exportaciones de bienes y servicios.
En su cuenta de Twitter, el autor de novelas para niños y adolescentes relató que recibió regalías por libros de su autoría comercializados en México, los cuales, como cualquier otra exportación, serán liquidados al tipo de cambio oficial (127 $/u$s) menos gastos bancarios.
En condiciones normales, es decir, en un país donde se respeta la propiedad privada y el Estado no se apropia de manera indebida del esfuerzo ajeno, Santa Ana habría cobrado al menos 290 pesos por cada dólar generado en el exterior. Pero tendrá que conformarse con bastante menos.
Acabo de facturar mis derechos de autor de México, en dólares. La cobraré en 30 días en pesos menos el 35% de Ganancias. La cotización de hoy del dólar escritor es 82,55.
¿Ustedes bien, camaradas?
— Antonio Santa Ana (@ASantaAna) July 14, 2022
El escritor comete el error de considerar el impuesto a las Ganancias en el tipo de cambio de efectivo que recibirá por la exportación, lo que no correcto, porque el tributo también debe abonarse para las ventas en pesos realizadas en el mercado argentino.
Muchos empresarios agropecuarios se solidarizaron con el escritor y recordaron que, además de la “retención cambiaria”, tienen que pagar derechos de exportación y “retenciones encubiertas” instrumentadas a través de fideicomisos gubernamentales.
Las “retenciones cambiarias” son en la actualidad mucho más perjudiciales que los derechos de exportación porque el impacto del tributo –no legislado– crece a medida que se ensancha la brecha cambiaria entre el dólar “oficial” y el de mercado (real).
Adicionalmente, como desde el gobierno se aplican crecientes restricciones para las importaciones de bienes, piezas, insumos y equipos provenientes del exterior, el valor de los mismos tiende a alinearse con el tipo de cambio de mercado, lo que produce una progresiva pérdida de la capacidad de compra de los exportadores.