El “cepo” exportador cárnico, al concentrar la mayor parte del cupo en unas pocas empresas, ¿propició también la concentración de la faena en esas industrias? Veamos.
En noviembre pasado la faena vacuna fue de 1,224 millones de cabezas, una cifra 10,3% menor a la registrada en el mismo mes de 2020, según datos publicados por la Dirección Nacional de Control Comercial Agropecuario.
Tal como están las cosas, el año 2021 va camino a cerrar con una caída de la faena del orden de un millón de cabezas y eso, paradójicamente, es producto de la política intervencionista del gobierno de Alberto Fernández.
Entre julio y septiembre de este año, gracias al “cepo”, las industrias que integran el Consorcio ABC –que recibieron la mayor parte del cupo exportador– concentraron más del 28% de la faena nacional con un pico del 29,2% en agosto, mientras que a comienzos de año habían arrancado con una participación del orden del 26%. Así lo denunció en su momento Bichos de Campo.
Sin embargo, un informe elaborado por el Consorcio ABC destaca que a partir de octubre la participación de los principales frigoríficos exportadores decreció para ubicarse en torno al 27%.
Pero lo más interesante del informe de ABC no son los datos recientes, sino un gráfico que muestra la evolución histórica de la participación de los grandes frigoríficos en la faena nacional, porque en el mismo se puede ver claramente que en 2020 las empresas medianas comenzaron a quedarse con la mayor parte de la faena y eso seguramente encendió las alarmas entre los grandes “jugadores”.
La participación de operadores de mediano porte se explica porque a fines de 2019, frente a la aceleración de las importaciones por parte de China, el gobierno de Mauricio Macri se apuró por habilitar la mayor cantidad de unidades posible para enviar carne vacuna a la nación asiática. En total, el año terminó con 91 plantas industriales autorizadas, es decir, una enorme competencia para los grandes frigoríficos.
Esa tendencia claramente se interrumpió con la introducción del cepo cárnico, dado que, al no tener cupo disponible, los frigoríficos medianos debieron reducir su nivel de faena para orientarse solamente al mercado interno.
Entonces, más allá de la reducción momentánea de la participación de las empresas que integran el Consorcio ABC, la clave es analizar la historia del fenómeno para advertir cómo el Estado puede inclinar la balanza a favor de unos y en desmedro de otros.