Una nueva edición de la “guerra comercial” entre China y EE.UU. generaría en el cultivo de soja pérdidas de ingresos anuales de 3600 a 5900 millones de dólares para los “farmers” estadounidenses, mientras que en el caso del maíz la cifra estimada sería de 900 a 1400 millones por año.
Así lo advirtió un trabajo elaborado por la consultora Servicios Económicos y Ambientales Agrícolas Mundiales (WAEES por sus siglas en inglés) a partir de un pedido realizado por la Asociación Nacional de Productores de Maíz de EE.UU. y la Asociación Estadounidense de Soja.
“Esa pérdida directa no se limitaría sólo a los productores de soja y maíz de EE.UU., que de todas maneras perderían participación de mercado y valor de producción, sino que habría además un impacto dominó en todo el país, particularmente en las economías rurales”, remarcó el documento.
En la guerra comercial iniciada en 2018 por el entonces presidente Donald Trump, EE.UU. incrementó aranceles sobre una amplia gama de productos importados de China, lo que generó como respuesta de la nación asiática la implementación de aranceles sobre productos agroindustriales de EE.UU.
“Como resultado de los aranceles de represalia desde el inicio en el verano de 2018 hasta fines de 2019, las pérdidas de las exportaciones agrícolas de EE.UU. superaron los 27.000 millones de dólares”, recuerda el informe de WAESS.
Posteriormente, China y EE.UU. firmaron un acuerdo en enero de 2020 que ayudó a poner fin a la guerra comercial. La cuestión –que no es muy conocida– es que muchos de los aranceles que China impuso a los productos agroindustriales estadounidenses a partir de la guerra comercial de 2018 siguen vigentes, pero se les ha concedido una exención que se ha renovado anualmente. “Esos aranceles podrían ser fácilmente restablecidos por China”, apunta el informe.
Para evaluar cómo una nueva “guerra comercial” podría afectar a la soja y el maíz de EE.UU. durante la próxima década, WAEES evaluó posibles escenarios. Un enfoque fue la suposición de que China aplicaría el arancel total, mientras que el otro comprende el 60% del mismo. En ambos casos, se supone que los aranceles comenzarán a regir en 2025 y afectarían la campaña comercial 2025/26 para permanecer hasta la campaña comercial 2035/36.
“Si China cancela su exención y vuelve a los aranceles que ya están en vigor, las exportaciones de soja de EE.UU. a China caerían entre 14 y 16 millones de toneladas anuales. Las exportaciones de maíz de EE.UU. a China disminuirían en alrededor de 2,2 millones de toneladas anuales”, explica el trabajo.
“Si bien es posible desviar las exportaciones a otras naciones, no hay suficiente demanda del resto del mundo para compensar la importante pérdida de exportaciones de soja a China. Un dato importante es que el reemplazo del maíz estadounidense por el brasileño es un fenómeno que ya está ocurriendo, lo que implican en los hechos, un adelantamiento del escenario de la segunda edición de la “guerra comercial”.
Tal como sucedió durante 2018 y 2019, Brasil y Argentina se verían beneficiados con tal escenario, no sólo por la posibilidad de exportar un mayor volumen de granos a China, sino además porque los valores FOB de soja y maíz comenzarían a registrar un diferencial importante con respecto al FOB Golfo de México (EE.UU.).
“Los productores estadounidenses enfrentarían nuevas caídas de precios en un momento en que los costos se mantienen en niveles récord y los precios de las materias primas ya vienen disminuyendo”, expresa el documento.
Dependiendo del escenario, la soja estadounidense perdería un promedio de 5,2 a 8,9 millones de hectáreas anualmente durante el horizonte de pronóstico. El maíz estadounidense ganaría, en tanto, un promedio de 800.000 a 2,0 millones de hectáreas anuales, según el escenario.
“La ganancia de la superficie de maíz no compensaría la pérdida generada en soja, es decir, representaría una pérdida para la producción de EE.UU. Mientras tanto, otras naciones expandirían el área total de producción de soja y maíz”, resume.
Vale recordar que durante la gestión de Donald Trump se implementaron ayudas discrecionales con el propósito de compensar las pérdidas de ingresos generadas por las represalias chinas instrumentadas en el marco de una “guerra comercial” que EE.UU. inició contra la nación asiática.
No sean tontuelos, las ventajas las tiene EEUU, ya que china no podría proteger sus intereses más allá de su zona, por ende argentina y Brasil no podrían hacer llegar esa mercancías a puertos chinos ya que las rutas comerciales las controla EEUU. Se viene los nacionalismos y las cadenas cortas de comercialización desplazando al desastre de la globalización quien produjo el mundo más desigual que se tenga memoria y toda la economía fue orientada a la especulación en vez de al trabajo y la producción