La historia tuerta de la Argentina, que en general ha sido escrita “por los que ganan”, dirá que “el campo” casi siempre ha estado alineado políticamente con los principales postulados levantados por el gobierno de Mauricio Macri. Cuando Cambiemos ganó, como sucedió en 2015 y 2017, veremos entonces que el análisis simplista es que “el campo” votó a favor de este proyecto político. ¿Y que sucedió ahora que Macri recibió una aplastante derrota en las elecciones primarias? ¿El campo votó en contra? La fuga preferida de los analistas ante este dilema es decir que el voto del campo es ínfimo. Hipocrecía pura: decir que el voto rural es crucial en ciertas votaciones y esconderlo en otras.
La verdad es que “el campo”, como figura sintética de la ruralidad, no es uno solo ni piensa siempre lo mismo. Por supuesto que la mayoría de los productores no les gusta una excesiva intervención estatal sobre su propia economía, pero este es un postulado que podría aplicarse también a cada uno de los argentinos. Incluso a los seres humanos. Pero de allí a creer que toso “el campo” debería votar a favor del macrismo y en contra del peronismo hay un trecho enorme.
Luego de esta explicación necesaria (hay muchos campos en el campo), nos permitimos rescatar un trabajo periodístico muy sano que realizó la Revista InterNos, dedicada a contar las cosas que suceden sobre todo en las economías frutihortícolas. El título de esta nota no puede ser más correcto. Pregunta: ¿Cómo votaron las principales localidades frutícolas del país? Así deberían ser formulados los toros títulos informativos. Ya no más “cómo voto el campo”, pro favor. La próxima vez, cuando hablemos de Córdoba, pongamos “así votó la zona núcleo maícera”. Y si hablamos de la Cuenca del Salado, titulemos “de este modo votaron las zonas de cría bovina”.
Vayamos al trabajo de la Revista InterNos, que analiza cómo votó el otro campo, que no es siempre el que se considera para escribir los títulos.
Lo primero que dice es que en las principales localidades frutícolas, “la situación no cambia demasiado” respecto de la elección general, dondeel candidato peronista Alberto Fernández se impuso por más de 15 puntos al oficialista Mauricio Macri, supuesto “candidato del campo”.
“Lo que se observa es un rechazo generalizado a las reglas de juego que el gobierno planteó a las principales economías regionales en los últimos años: altos costos por inflación, retenciones a la exportación de productos primarios con mano de obra intensiva y baja de los reintegros por envíos al exterior, entre otras cosas”, resume el artículo que analiza el voto del “otro campo”. Veamos algunos datos que confirman este razonamiento:
- En General Roca, una de las ciudades más representativas de la producción de fruta de pepita en el Valle rionegrino, la oposición se impuso por el 30% de diferencia frente a la fórmula del actual gobierno nacional (53,6% a 22,5%). “La producción de peras y manzanas al sur de nuestro país atraviesa una crisis sostenida desde hace por lo menos una década, sin embargo muchas de las decisiones del ahora Ministerio de Agroindustria, Pesca y Ganadería no hicieron más que profundizar esta situación”, dice el informe.
- Esta situación electoral se repitió en dos localidades de producción citrícola por excelencia como lo son Bella Vista en Corrientes (con 3760.83 hectáreas de cítricos distribuidas entre limón, naranja y mandarina) y Burruyacú, el departamento de Tucumán que posee 13.452 hectáreas de cítricos implantadas, siendo el punto más importante a nivel provincial. En el primer caso el Frente de Todos obtuvo el 59,2% de los votos, frente al 29,5% de Juntos por el Cambio. En el segundo caso la diferencia fue aún mayor: 78,7% a 13,62%. “La producción citrícola ha sido otra de las actividades con muchos problemas de rentabilidad en los últimos años. A excepción del limón, que salvo eventuales inconvenientes climáticos, logró colocar su mercadería a buen precio en el mercado interno y además consolidó la apertura de cuatro nuevos mercados: Estados Unidos, India, México y Japón”, explicó InterNos.
- En algunas localidades frutícolas del norte la historia se repite. Sólo para graficarlo cabe destacar el ejemplo de Pilcomayo, departamento de Formosa donde se ubica Laguna Naineck, importante zona productiva de bananas. Allí el Frente de Todos obtuvo un 73,2% de los votos, mientras que Juntos por el Cambio el 19,85%. ¿Y qué pasó en Orán, también localidad productora de bananas, en la provincia de Salta? Algo similar. El frente liderado por la oposición alcanzó el 60% de los votos, en tanto que el oficialismo apenas el 15,5%.
- Con 1.050 hectáreas, Entre Ríos es la principal provincia productora de arándanos en nuestro país, concentrada mayormente en la localidad de Concordia. Allí el gobierno nacional también perdió por una importante cantidad de votos (56.6% a 32,9%). “Esta actividad, por ser meramente exportadora (apenas un porcentaje menor de lo cosechado es destinado al consumo interno en fresco) ha podido sortear con mejor suerte algunos de los obstáculos mencionados hasta aquí”, dice el informe periodístico.
- La cadena vitivinícola de Mendoza también fue duramente golpeada por las crisis de las Economías Regionales. Caídas de ventas en el mercado interno, fuerte presión impositiva y sobreacumulación de stock en las bodegas, incidieron negativamente en el precio de la uva (y consecuentemente del vino). También allí perdió el oficialismo.
“Es necesario leer estos datos a la luz de lo sucedido en los últimos tres años con las Economías Regionales, donde muchas pequeñas y medianas empresas perdieron competitividad en los mercados internacionales, mientras otras incluso tuvieron que abandonar la actividad por falta de rentabilidad. La situación se replica en diversos puntos del país, donde productores y productoras navegan en un mar de inestabilidad e incertidumbre respecto a su futuro”, sintetizó el trabajo periodístico.
La publciación aclara lo que era previsible: “El gobierno actual consiguió mejores resultados electorales en zonas productivas de la denominada Pampa Húmeda, una región que incluye el este de Córdoba, el sudoeste de Santa Fe y el noroeste y norte de la provincia de Buenos Aires. Allí la producción de granos como la soja y el maíz representan la mayor productividad por hectárea del país. En términos generales, los productores de la agricultura extensiva ratificaron las políticas del presidente, con quien han tenido siempre un diálogo directo”.
Y concluye Revista InterNos que “cuando Macri se refiere al ‘campo’ lo hace pensando principalmente en las grandes extensiones que, sin duda, son motor de la economía argentina por los ingresos que representan para el país ante cada exportación, en términos fiscales. Sin embargo, desde este medio hemos marcado en varias oportunidades que ‘el campo’ no es un sector homogéneo, menos en un país extenso y de climas variables como Argentina”.
Bienvenido entonces este ejercicio periodístico de analizar lo que sucedió en ls diferentes tipos de campos, cada uno con sus particularidades, Sería bueno ahora que la política nacional imite este ejemplo.