Puna Bio, una startup dedicada al desarrollo de soluciones para la agricultura a base de microorganismos extremófilos de uso agrícola, inauguró un centro de investigación en el predio de la Universidad San Pablo-T de Tucumán.
Se trata de un laboratorio de tres pisos que se montó en un edificio abandonado, el cual perteneció a un ingenio azucarero y que, luego de una inversión de 150 millones de pesos y un año y medio de trabajo, ahora da cabido a un equipo de 17 investigadores. En total, la empresa emplea a 25 personas en todas sus operaciones.
Puna Bio tiene como misión el desarrollo de biofertilizantes comerciales basados en microorganismos extremófilos, que han sido aislados de “La Puna”, la salina más alta y seca del planeta.
“Tenemos un invernadero plenamente equipado y automatizado para hacer la evaluación de productos previa a los ensayos a campo, en cultivos como soja, maíz, trigo, poroto y caña de azúcar”, precisó Franco Martínez Levis, CEO de Puna Bio.
“Hacemos la caracterización y evaluación de los microorganismos extremófilos, el desarrollo de producto y formulaciones, un primer escalamiento previo a la etapa de producción, e investigación de los mecanismos de acción”, amplió.
El primer producto desarrollado por Puna Bio es un biofertilizante, denominado Kunza Soja, que debutó comercialmente en la campaña 2022/23, luego de recibir la aprobación correspondiente por parte del Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa), y que fue utilizado en unas 40.000 hectáreas en la Argentina.
De la mano del nuevo centro de investigación, el objetivo es dar sustento al ambicioso plan de crecimiento de Puna Bio, que apunta a lograr la aprobación de Kunza Soja en Brasil y Paraguay, además de continuar realizando ensayos en EE.UU. para también desembarcar en ese mercado.
“En el laboratorio hacemos los primeros análisis de todos los extremófilos: bacterias, hongos, todos los microorganismos que utilizamos. Se hacen evaluaciones de promoción de crecimiento, desarrollo de producto y formulaciones. Tenemos capacidades de investigación en microbiología, biología molecular, bioinformática, fisiología vegetal y biotecnología, entre otras especialidades”, subrayó Martínez Levis.
Y también anticipó que están finalizando el montaje de una cámara de infección, para un próximo desarrollo: biocontroladores de patógenos (fundamentalmente, biofungicidas).