Siempre en febrero, en el marco de la Fiesta Nacional del Trigo que por esas cosas de la historia quedó anclada a la localidad cordobesa de Leones, los distintos integrantes de la cadena productora del cereal se dieron cita en al décima Mesa Nacional del Trigo de Leones, donde se discute sobre la campaña por venir.
A diferencia de otras ocasiones, donde estaba claro que había que criticar al gobierno kirchnerista por las altas retenciones, la aprobación inconsulta del trigo HB4 y otros inventos dañinos como el fideicomiso FETA (que se extinguió a fin de 2023 a pesar de que los escribas de Javier Milei no lo sepan y piensen que todavía debe ser eliminado), esta vez había que reordenar la agenda triguera, a todo con los nuevos tiempos políticos que corren.
Pero en saco roto, porque la conclusión siempre es la misma: para que el trigo recupere el esplendor de antaño, lo que se necesita es que haya políticas consistentes a lo largo de los años, que requieren del consenso entre el sector privado y la política de turno.
Es lo que reflejó, por enésima vez, el acta surgida de la reunión y firmada por los actores que intervinieron de las deliberaciones, que fueron presididas por el ministro de ministro de Bioagroindustria de Córdoba, Sergio Busso, y convocaron a “autoridades de siete provincias productivas, más de 20 intendentes y representantes de más de 30 entidades de la cadena triguera del país”.
El secretario de Agricultura, Fernando Vilella, envió como su representante a quien será secretario de Agricultura, Pedro Vigneau, y al director de Agricultura, Nicolás Bronzovich, pero no participó personalmente quizás sabiendo que iban a recibir reprimendas por la reciente decisión del gobierno de Milei, aunque abortada en el Congreso, de subir las retenciones al cereal del 12% actual a un 15%, junto al resto de los cultivos. “Si queremos producir y exportar más no puede haber retenciones”, sintetizó el ministro Busso sobre este punto.
Sin ese fantasma en el horizonte inmediato, y también a salvo del fideicomiso triguero que tanto daño hizo entre la industria molinera, el acta acuerdo firmada luego del tradicional cónclave estableció 10 puntos de acuerdos, 17 pedidos y 4 propuestas de trabajo.
Los puntos de acuerdo son darle relevancia a esta mesa amplia de trabajo (hay que ver si las nuevas autoridades nacionales la toman como válida); la necesidad de impulsar una Marca País TrigAR; que se tomen medidas para incentivar la siembra de trigo en la campaña 2024/25; y la necesidad de “avanzar en las propuestas legislativas que contribuyan a toda la Cadena”, entre las que se cuentan una Ley de Semillas, la Promoción de Fertilizantes y finalmente el demorado Plan Agroindustrial.
Luego todo lo demás, lo que se repite incansablemente mientras los gobiernos pasan sin tomar esta posta que todos los años tiende la Mesa Nacional del Trigo: que haya política de reconocimiento de la calidad comercial del trigo; que mejoren los procesos de trazabilidad y transparencia; establecer campañas de comunicación estratégica, potenciar la visión sobre la bioeconomía (un centro para el secretario Vilella), etcétera.
Los pedidos concretos al gobierno fueron:
- Eliminar los derechos de exportación que desalientan la producción y el compromiso de no intervención del mercado (entidades agropecuarias-sector privado).
- Tomar como tema de comunicación la Huella de Carbono.
- Generar dos reuniones al año (como propuesta de fecha es en el remate anual de trigo).
- Promover a nivel nacional para solucionar problemas con lo que respecta a la logística, infraestructura, caminos, energía en todas las provincias.
- Generar nomencladores para poder vender los distintos tipos de trigo.
- Potenciar la comunicación del mapeo de calidad de trigo en Argentina.
- Quitar la reglamentación del Banco Central sobre el stock en producción (Resolución 7600).
- Eliminar retenciones a la harina de trigo para todo volumen exportado extra Mercosur.
- Evaluar en lo tributario el costo impositivo en cada eslabón de la cadena para eliminar distorsiones.
- Generar financiamiento para toda la cadena.
- Eliminar los mecanismos de intervenciones distorsivos formales e informales. rechazamos enfáticamente la formación de fideicomisos o herramientas similares. No al desdoblamiento cambiario.
- Trabajar y mejorar procesos de trazabilidad y transparencia, solicitando urgente intervención del Estado Nacional para frenar la marginalidad.
- Impulsar un proyecto de ley para el uso de semilla certificada a través de una doble deducción de ganancias y la alícuota de IVA igual al producto.
- Adopción de un Programa de Buenas Practicas Agropecuarias a nivel nacional.
- Trazabilidad de material genético modificado (GMO), en referencia a que nadie sabe dónde está el trigo HB4.
- Promoción de tecnología para los productores en zonas marginales.