La mayor parte de lo poco que se está negociando de soja en el mercado argentino se hace con precio “a fijar” a la espera de mejores condiciones comerciales.
En febrero pasado el volumen operado de soja fue de 1,178 millones de toneladas, una cifra 62% inferior a la registrada en el mismo mes de 2022, según datos de la plataforma SioGranos recopilados por la Subsecretaría de Mercados Agropecuarios.
No se trata de algo sorprendente porque, en lo que respecta a la cosecha remanente 2021/22, son pocos los que quieren desprenderse del poroto antes de la implementación de una nueva edición del régimen del “dólar soja” o de algún otro estímulo oficial.
En cuanto a la nueva cosecha 2022/23, el desastre climático generará un recorte de la producción estimada tan grande que son pocos los valientes que se animan a realizar ventas forwards de la oleaginosa por cosechar.
El dato por considerar es que el 63% de los que vendieron soja el mes pasado lo hicieron con precio “a fijar”, mientras que en febrero del año pasado esa proporción había sido del 41%.
Claramente, la opción de vender soja “a fijar” fue instrumentada con el propósito de intentar aprovechar una eventual tercera edición del régimen especial del “dólar soja”, algo que, si bien está en la carpeta de herramientas del ministro Sergio Massa, no se tiene certeza alguna sobre el período de implementación.
De hecho, los precios de los futuros de Soja Rosario 2022/23 del Matba Rofex comenzaron a evidenciar que la posibilidad de un nuevo “dólar soja” no es tan inminente como se proyectaba algunas semanas atrás.
En cualquier caso, diseñar una estrategia comercial en función de una decisión política que depende de múltiples factores –en un contexto de crisis macroeconómia– quizás no sea la decisión más prudente.
Comienza a desinflarse la posibilidad de una nueva edición del “dólar soja” ¿Qué cambió?