La reunión de este martes en la sede del INTA de la calle Chile se denominaba de “Matriz Nacional”, porque ese espacio reúne a todas los estamentos con cierta responsabilidad directiva en ese organismo tecnológico, desde directores de las regionales o centros de investigación a presentantes de las entidades rurales en el Consejo Directivo.
Según los relatos escuchados por este cronista, el clima de esa reunión -la primera con la intervención del INTA ya consumada- era casi de velorio y catarsis colectiva: Algo que Luis Caputo, Juan Pazo y Federico Sturzenegger deberían aprender de una buena vez es que con sus idas y vueltas para promover recortes en el Estado -sin ningún plan estratégico sólido detrás más que ajustar los números- es que todo el ambiente se llena de miedos y de tensiones, que paralizan el trabajo normal de los organismos. En el INTA, mientras los funcionarios juegan con la motosierra, ese marasmo lleva más un año.
Tal como viene contando Bichos de Campo, Economía quiere reducir fuertemente la planta de personal, entre despidos y retiro voluntario, para achicarla en 1500 personas a fin de año (un 25%), a la vez de poner en marcha subastas de campos y otros bienes patrimoniales. Sturzenegger, por su lado, agita un proyecto de fusión del Instituto Agropecuario con el INTI y la Conae, con un control centralizado de la caja y el personal. En el medio de ambos proyectos, que delatan una fuerte interna, nadie puede sentirse tranquilo. Y se paralizan líneas de trabajo e investigaciones que el campo necesita.
En esta pulseada, Economía logró imponerse pero solo por ahora, porque finalmente la suerte de más de 6.000 técnicos, becarios e investigadores que trabajan allí parecen depender del humor y la balanza del presidente Javier Milei, cuyo gobierno ni siquiera ha presentado un plan estratégico sobre lo que quiere hacer en la materia de ciencia y tecnología. Es triste pero es así. Y nadie en el gobierno contesta las múltiples preguntas.
Juan Pazo, el responsable político más directo de todo este desaguisado, logró sumar un poroto cuando finalmente la semana pasada pudo concretar la “intervención” de la Dirección Nacional del INTA. Para eso necesitó del aval del Consejo Directivo, donde también talla el sector productivo con la mitad de los diez consejeros. Con la resolución aprobada por 7 a 2 logró crear una secretaría coordinadora que asumirá todos los roles importantes de cara al ajuste: el manejo del presupuesto, del personal, de la informática, de los asuntos jurídicos y hasta de la prensa.
La Dirección Nacional del INTA, el órgano de dirección natural del organismo, quedó ahora relegada a asuntos académicos y de investigación. Varios de sus directores de carrera, que ahora perderán sus funciones a manos de los funcionarios designados por esta intervención, están desalojando las oficinas a las que llegaron por concurso de antecedentes.
En cambio, ni lerdos ni perezosos, los representantes del Poder Ejecutivo en este Instituto (el presidente Nicolás Bronzovich, la vicepresidente María Beatriz Pilu Giraudo, y el representante de Agricultura Carlos Alberto Antonio Vera), ya están cubriendo los casilleros de quienes están dispuestos a esgrimirán la famosa motosierra y hacer el trabajo sucio, a cambio de sueldos suculentos: Ya se conoce que Fernando López ocupará la nueva y poderosa Secretaría de Coordinación, y que debajo de él se instalarán Claudio Vinograd, que pasará de la Auditoría Interna a la Dirección General de Administración, y que Gonzalo Abaurrea (uno de los delegados que envió Pazo en diciembre pasado) se hará cargo de la coordinación de Operaciones.
La colocación en altos cargos de amigos de Bronzovich y Giraudo, que provienen de Aaapresid, está a la orden del día, pues ya se habría confirmado también la designación de Jorgelina Traut, que ocupaba la gerencia de prensa de esa entidad dedicada a la siembra directa, como nueva responsable del área de Comunicación del INTA. La locutora viene de ser además la fallida vocera del primer secretario de Agricultura que tuvo Milei (o de Bioeconomía, mejor dicho), el decano Fernando Vilella, a quien el propio Pazo hecho de su cargo a mitad de 2024 de muy mal modo.
En este contexto, la reunión de la Matriz Nacional volvió a reunir a los cuerpos de conducción históricos diezmados y sin certezas de lo que pudiera venir. Incluso estuvieron tres de los representantes de la Mesa de Enlace en el Consejo Directivo de la entidad, que ahora en privado piden la escupidera y reconocen haber recibido presiones de Bronzovich y Giraudo para avalar finalmente esta desguace de la conducción formal del INTA. La presión, sin embargo, también provino de sus propios dirigentes nacionales. Bichos de Campo contó oportunamente como en la reciente Expoagro Pazo se reunión con los cuatro presidentes de las entidades del campo para “destrabar” le resistencia de sus delegados al ajuste en el Instituto.
En el acta que se firmó después de la Matriz de ayer “se destaca la representación del Consejo Directivo la presencia de los consejeros Nicolás Carlino y Sergio Melgarejo durante toda la jornada y por la tarde Gustavo Tetamantti”. Son los representantes de CRA, Coninagro y Federación Agraria, éste último el único que resistió dignamente el embate de la motosierra. En cambio, el caso de confederado Melgarejo es para destacar, porque luego del primer renuncio de los representantes rurales frente a las presiones de Economía, él salió a aclarar que iban a seguir manteniendo el control político sobre el organismoy que las decisiones las tomarían siempre ellos. Ahora, con los hechos consumados bajo su propia responsabilidad, se da cuenta de que eso jamás va a ser así.
Para reconstruir lazos con los representantes rurales que los traicionaron votando lo que les exigió el gobierno, el acta de la Matriz Nacional prefiere usar un eufemismo: “Los representantes del CD presentes compartieron las razones de coyuntura que motorizaron las decisiones tomadas, como estrategia de defensa del INTA”.
Lo cierto es que la reunión mostró que la comunidad del organismo está desorientada y se siente avasallada por los interventores que responden a Economía, y que entre sus mandatos tienen la misión de convocar a un nuevo proceso de retiro voluntario y, eventualmente, despedir a 1.500 trabajadores si esta proceso no resultara exitoso.
En búsqueda de una reacción institucional, la Matriz buscó contener a las decenas de heridos que está dejando este proceso: “Se destaca la necesidad de mantener puentes de diálogo entre los diferentes actores que hacen a la institucionalidad del INTA”, dice el acta de la reunión. La línea, además, se refugiará en “una propuesta de elaboración de documentos estratégicos para la construcción del PMP 2026-2030(el plan estratégico que define las líneas de investigación). En función de ello, se propuso definir en el marco de la Matriz Nacional una metodología para la elaboración del Mapa Temático institucional”.
Se trata de una posición algo utópica por cierto: Queda claro que con Caputo, Pazo y Sturzenegger (y sus delegados interventores) blandiendo la motosierra a sus espaldas, nadie en el INTA siente la tranquilidad necesaria para sentarse a discutir seriamente los objetivos de largo plazo.