El herpesvirus bovino (BoHV-1) fue detectado por primera vez en Alemania en el siglo XIX y está presente a nivel mundial. Sin embargo, mientras algunos países han logrado erradicarlo, en Argentina su prevalencia alcanza hasta un 85% en animales adultos, dependiendo de la región.
“En contextos de alta prevalencia como el de Argentina, la vacunación es una herramienta esencial para controlar la excreción viral”, señaló Alejandra Romera, investigadora del Instituto de Virología del INTA, que participó del desarrollo de una nueva vacuna que ahora comenzará a ser fabricada y distribuida por el laboratorio Tecnovax, según informó esa empresa.
“La transferencia tecnológica de una cepa marcadora del herpesvirus bovino tipo 1 (BoHV-1), desarrollada por el INTA a Tecnovax SA, marca un hito en la lucha contra esta enfermedad en la región. Este desarrollo promete mejorar la salud animal, incrementar la productividad ganadera y facilitar el comercio internacional”, destaca esa gacetilla.
De ahora en adelante, Tecnovax producirá y comercializará una vacuna que combina esta cepa marcadora con otros patógenos del complejo respiratorio bovino. “Se trata de un avance estratégico para la ganadería de Argentina y Sudamérica”, consideró el laboratorio.
El BoHV-1 afecta principalmente las mucosas respiratorias, conjuntivales y genitales, causando síntomas que incluyen secreciones, conjuntivitis, bronconeumonía y disnea. Además, incrementa el riesgo de abortos y reduce la producción de leche, impactando severamente en la productividad ganadera.
Un grupo de investigadores del INTA, liderados por Ana María Sadir, desarrollaron una cepa marcadora denominada BoHV-1ΔgEβgal, patentada en 2002 y vigente hasta 2022. Esta tecnología permitió el diseño de la primera vacuna marcadora del país.
En 2023, Tecnovax inició la transferencia de esta tecnología tras evaluar su eficacia en ensayos experimentales. Las pruebas demostraron que la vacuna es inmunogénica, marcadora y protege eficazmente a los animales, incluso en hembras preñadas y adultos.
“Este desarrollo permite a instituciones como Senasa implementar programas de control y erradicación en el país, así como certificar la exportación de animales y productos libres de BoHV-1”, explicó Romera.
Las vacunas convencionales reducen la carga viral y previenen síntomas, pero no diferencian entre animales infectados y vacunados. Esto dificulta la identificación de portadores del virus en estado latente, quienes representan un riesgo de contagio para el resto del rodeo.
Las vacunas marcadoras, conocidas como DIVA (Differentiating Infected from Vaccinated Animals), son cruciales para implementar programas de control eficaces. “La cepa desarrollada por el INTA cumple con estos requisitos, posicionando a Argentina como un referente en la región”, destacó Romera.
El control del BoHV-1 es esencial para evitar restricciones comerciales, ya que la enfermedad es de notificación obligatoria ante la Organización Mundial de Sanidad Animal (OMSA). Además, el virus puede transmitirse por inseminación artificial, afectando la comercialización de semen y ganado.
Por eso se considera que este desarrollo no solo responde a las necesidades de Argentina, sino también de los mercados internacionales afectados por el BoHV-1. “La colaboración entre el INTA y Tecnovax representa un modelo exitoso de transferencia tecnológica con impacto global”, elogia el informe, que apunta además que “este avance fortalece la ganadería, promueve la bioseguridad y posiciona a Argentina como líder en soluciones biotecnológicas para el sector agropecuario”.