“La yerba mate es parte de lo que somos. No puede crecer a costa del sufrimiento de quienes la cultivan”.
Con esa frase, casi un año y medios después de la violenta desregulación de facto del mercado de la yerba mate que promovió el gobierno de Javier Milei en el mercado de ese cultivo regional, el principal responsable de la producción misionera, el ministro del Agro Facundo López Sartori, le planteó al máximo responsable de la política agropecuaria nacional, el secretario de Agricultura Sergio Iraeta, que algo había que hacer para frenar la sangría de precios que perjudica a los colonos de su provincia.
La foto compartida los muestra con rostros de mucha preocupación.
En un comunicado, López Sartori contó a grandes rasgos y sin dar precisiones que, “en el marco de reiteradas gestiones en Buenos Aires”, él personalmente insistió “ante autoridades nacionales en la urgente necesidad de ordenar el mercado yerbatero”.
Esto sucede mientras los secaderos y molinos que están comprando la hoja verde pagan solo 305 pesos por kilo a los productores, cerca de 20% por debajo de los costos de producción estimados oficialmente, y con plazos de pago cada vez más extendidos. Los colonos misioneros, que vienen protagonizando una cosecha a disgusto y para el 24 de mayo anticipan una ola de protestas y una marcha sobre Posadas, reclaman al menso 460 pesos por kilo, para recuperar algo de rentabilidad.
En una reunión con Iraeta, un productor ganadero con oficinas en Barrio Norte, quien desde que asumió no dirigió ni una frase sobre esta crisis regional, el ministro de Misiones “hizo un llamado a la reflexión y al compromiso del sector industrial, especialmente de los grandes molinos, para trabajar juntos en un sistema más equilibrado y sostenible”, según dice la gacetilla.
Tampoco López Sartori, ministro misionero del área, se ha caracterizado hasta aquí por salir en defensa de los colonos de su provincia, el eslabón más débil de la cadena yerbatero detrás de los tareferos, que son quienes levantan a mano la cosecha de yerba. Ahora, con la protesta en ciernes, parece haber reaccionado.
Parece joda: en la gacetilla alertó el ministro misionero “sobre las consecuencias de un mercado desregulado y dominado por pocos actores que fijan condiciones perjudiciales para el pequeño productor”.
“La Provincia sostiene que sin precios justos, sin trazabilidad, sin reglas claras y con márgenes de poder cada vez más concentrados, la actividad yerbatera pierde su esencia: la del trabajo familiar, el esfuerzo en la chacra y la identidad misionera”, dice el comunicado oficial del gobierno de Misiones, que hasta aquí hizo poco y nada para enderezar la situación y reclamar a la Nación que cumpla con su deber y designe a un presidente para que el Instituto nacional de la Yerba Mate (INYM) pueda normalizar sus funciones.
“Sabemos que hay molinos que también valoran la producción sustentable y el equilibrio de la cadena. Este es el momento para demostrarlo, para priorizar el bien común por encima de intereses inmediatos”, añadió López Sartori, tratando de sensibilizar a todas las partes.
“Cuidar al productor es cuidar la yerba, la tierra y la historia que compartimos”, termina el comunicado. Tomá mate.