El Registro único de la Cadena Agroalimentaria (RUCA) es como el registro de conductor de las empresas vinculadas al amplio espectro agropecuario: no se puede manejar (al menos por derecha) uno de estos establecimientos sin contar con una “matrícula”, que además debe renovarse todos los años ante la Dirección Nacional de Control Comercial Agropecuario (la ex ONCCA) de la Secretaría de Agricultura.
Una resolución de 2017 estableció los requisitos que se piden para hacer ese trámite: hay que presentar documentación variopinta, sobre la conformación de la empresa, su domicilio y el de la planta elaboradora, sus marcas, sus cuentas bancarias y balances, las habilitaciones sanitaria correspondientes y hasta un plan de negocios en el caso de que se trate de un exportador de granos. La idea de imponer todo este filtro es evitar la competencia desleal entre los diferentes operadores.
En definitiva se trata de evitar que haya conductores que no hayan dado el examen manejando por las calles del comercio de lácteos, granos y carnes.
Este viernes, en el Boletín Oficial se publicó una nueva resolución que agrega condimentos a este engorroso trámite, y que para algunos operadores rayan lo inconstitucional. Es la Resolución 160/2022, que firma el secretario Juan José Bahillo. Allí se establece que, además de todos los requisitos formales que se exigen a quienes se inscriben en el RUCA, un funcionario del Estado analizará cada caso antes de decidir finalmente si le darán la matrícula o lo condenarán al exilio hacia el mercado marginal.
“La Dirección de Registro y Matriculación Agropecuaria de la Dirección Nacional de Control Comercial Agropecuario valuará los antecedentes, responsabilidad, solvencia económica/financiera, comerciales, de las Razones Sociales, sus socios, autoridades y/o accionistas para el otorgamiento de matrícula, así como, para mantener vigente la misma”, dice el artículo de marras, que agrega esta evaluación a la documentación formal que deben presentar las empresas interesadas en trabajar dentro de las reglas.
“Es la suma del poder público en un funcionario”, fue la primera crítica que se oyó de parte de una fuente que conoce bien el funcionamiento del sistema. En rigor, ese delicado artículo agrega un tamiz que podría ser absolutamente discrecional para la aprobación o el rechazo de una matrícula, pues no define ni cómo se realizará la evaluación, ni qué criterios se aplicarán, ni como se definirá la “solvencia”, etcétera.
La situación resulta más preocupante porque quien le hizo firmar esta resolución a Bahillo es el actual subsecretario de Mercados Agropecuarios, Luciano Zarich, ex titular de la ONCCA, quien tiene a su cargo la administración del cepo a la carne vacuna, y quien ya manejó en el segundo gobierno de Cristina Kirchner (entre 2011 y 2015) la Dirección de Registro y Matriculación que administra el RUCA. Es decir, en este resolución Zarich se reserva para si mismo el derecho de aprobar o dar de baja una matrícula cuando se le plazca, sin definir parámetros objetivos para poder hacerlo.
En Bichos de Campo ya hemos bautizado a este gris contador, que además fue subinterventor en la fallida intervención del gobierno en la aceitera Vicentin, como el “rey de la falta de transparencia” en la función pública. Siempre ponemos como ejemplo el caso de las Declaraciones Juradas de Exportación de Carnes (DJEC), que inventó el propio Zarich en abril de 2021 reeditando los viejos ROE ROjos, un mes antes del cierre de las exportaciones de carne. Ese documento -que también debe ser avalado por Comercio Interior- es el salvoconducto para que la Aduana permita salir un contenedor de cortes vacunos hacia el país comprador. La ex ONCCA los reparte en acuerdos secretos con la industria frigorífica, sin revelar qué empresa los recibe y a quienes se los niega. No informa los datos.
En al caso del RUCA, que define qué empresas podrán manejarse en el comercio de agroalimentos y cuáles no, las cosas son algo más transparentes, pues Agricultura publica al menos el padrón de operadores habilitados. Pero esto no garantiza que Zarich no pueda actuar con discrecionalidad. Una discrecionalidad que ahora se potenciará con esta nueva resolución que lo habilita a analizar los antecedentes de cada firma agropecuaria que se le cruce.
Como dijimos párrafos arriba, Zarich fue el responsable directo del RUCA antes de 2015. Buena parte de ese ciclo histórico coincide con el enorme desvío de ROE Verde (permisos de exportación) para trigo y maíz hacia una cámara ficticia de exportadores, la Capeco, que estaba manejada por el ruralista k y ladero de Guillermo Moreno, Ider Peretti. En aquel momento los permisos de exportación por varios millones de toneladas de granos se vendían a cambio de un comisión y utilizando empresas fantasma. Se inventaba una sociedad, ésta recibía los ROE Verde de parte de la Capeco y luego los transfería a un operador formal del mercado de granos que no tenía cupo.
Un requisito indispensable para recibir esos permisos era estar matriculado en el RUCA, claro.
A Zarich, que era quien manejaba el Registro tanto en ese momento como lo hace ahora, le hemos preguntado hasta el cansancio quién habilitó a Josema Group SRL. La firma había recibido ROE para exportar 520 toneladas de arroz y 400 toneladas de soja. No era un gran volumen, pero la pregunta correspondía: Josema Group sido creada en 2012 por dos mujeres que declararon domicilios falsos. Su sede social era un domicilio, la calle Vilarino 2458 Piso 2 CABA, que tampoco existía. Y sin embargo, pasó los filtros oficiales sin el menor tropiezo. Y así tantos otros casos. Zarich recién dio de baja esa y otras matrículas luego de la difusión pública del caso.
Bueno, es este funcionario el que ahora, tal cual surge de la resolución publicada en el Boletín Oficial, evaluará “los antecedentes, responsabilidad, solvencia económica/financiera, comerciales, de las Razones Sociales, sus socios, autoridades y/o accionistas para el otorgamiento de matrícula”.
¿Cómo se evalúa la “responsabilidad”? Imposible saberlo. Pero está claro que en para el sector público y el privado son diferentes los criterios.