En el año 2022, los estudiantes de la Escuela Agrotécnica Ejército Argentino de Valle Fértil, ubicada a casi 300 kilómetros de la capital de San Juan, comenzaron a darle un uso noble al fruto del algarrobo, mediante un proyecto que han denominado Tierra de Vainas. La iniciativa en primera instancia buscaba revalorizar el bosque nativo y conservar la especie, en un departamento donde abunda la deforestación y abuso sobre ese árbol nativo.
Los alumnos de séptimo año, de este modo, comenzaron a procesar el fruto del algarrobo, con el que se logra una infusión muy similar al café pero que justamente carece del componente cafeína. Al mismo tiempo se pusieron a elaborar otros productos como harina y sirope de algarroba, un endulzante natural que puede sustituir el azúcar o cualquier endulzante.
Ahora, a casi tres años de aquel primer paso, el objetivo inmediato de la Agrotécnica es lograr una habilitación que emite el Ministerio de Salud Pública de la provincia para producir a mayor escala y convertirse en una cooperativa de trabajo que le garantice un empleo a los egresados del centro.
“Los algarrobales siempre han tenido un uso maderero muy intensivo y casi ningún aprovechamiento del fruto, y nuestra idea inicial fue poner en valor ese fruto. Entonces empezamos a trabajarlo en la escuela -con los chicos- a pequeña y mediana escala a través del taller curricular de Industrialización, un espacio a cargo de la profesora María Alejandra Ortiz. Aquí ellos trabajan todos los procesos industriales utilizando distintas materias primas”, dijo a Bichos de Campo Verónica Cailly docente a cargo del proyecto.
Ceñidos a las exigencias del Código Alimentario Argentino, docentes y estudiantes han logrado crear una pequeña línea de productos que comercializan dentro de la provincia y otras localidades del país, donde el producto estrella es el denominado “café de algarroba”.
“En la actualidad estamos comercializando en cuatro puntos de ventas acá en San Juan, tres en Capital Federal y uno en el departamento del Bardón. Todos son almacenes de productos naturales. También tenemos algunos consumidores particulares, principalmente dueños de restaurantes, que están elaborando postres con nuestros productos”, contó la docente.
“No tenemos una producción constante, porque somos una escuela y la producción está muy sujeta a los tiempos escolares. Pero el café es la producción que más logramos sostener durante todo el año y hacemos entre 60 y 100 unidades por mes que comercializamos en envases de 100 gramos”, especificó.
Sin embargo, Cailly hizo énfasis en que por el momento están enfrascados en poner en condiciones el galpón de 150 metros cuadros que hoy funciona como fábrica de elaboración, para más adelante ir por las habilitaciones que exige Salud Pública para comercializar a mayor escala.
“En primer lugar necesitamos el registro provincial del establecimiento. Estamos trabajando para ponerlo en condiciones y después ir consiguiendo las habilitaciones de los productos que se elaboran. Por eso hacemos análisis de los alimentos que producimos y está todo en orden. También hacemos el análisis de la composición nutricional de cada uno de los productos”, aclaró la responsable del proyecto.
Prosiguió diciendo. “Hay que hacer varias adecuaciones edilicias del lugar, por ejemplo, la pintura de los pisos y las paredes. Nosotros tratamos de gestionar los fondos a través del propio proyecto, que se autosustenta con las ventas. Todo lo que es insumos nosotros lo adquirimos con la misma producción que tenemos, pero no es suficiente para cubrir gastos grandes, por eso solicitamos ayuda al municipio y algunas instituciones”, indicó la docente.
A pesar de las limitaciones, Tierra de Vainas como proyecto tiene otros objetivos por fuera de la docencia, y tratan de rescatar las potencialidades de los bosques nativos y revalorizar la actividad económica de pequeñas comunidades rurales. Por eso compran las vainas de algarroba a aquellos pobladores del Valle Fértil que se dedican a recolectar este fruto que madura y cae del árbol en verano.
“La materia prima se la compramos a comunidades rurales de acá del departamento, porque el objetivo nuestro siempre fue poner en valor el fruto y generarle un ingreso a estas comunidades. Para eso queremos incrementar el volumen de compras y que a ellos le signifique un ingreso extra. Además de que puedan ver de que si no talan el bosque pueden aprovechar la leña en invierno y el fruto en el verano”, detalló Cailly.
-¿Con qué equipamiento cuentan en la institución para elaborar sus productos?
-Nosotros contamos en la planta productiva con un horno eléctrico deshidratador que tiene una capacidad de 6 kilos. Ahí hacemos el secado de las vainas para producir la harina. Después para el tostado, contamos con un horno convertor y una máquina picadora semi-industrial, que es donde molemos las vainas tostadas. Y la harina se hace en un molino de martillo y en una cernidora a columpio.
-¿Es suficiente con esta tecnología?
-No, en realidad hacen faltan muchas cosas, sobre todo para la etapa de lavado de la vaina que por ahora se hace de forma muy rústica. Necesitamos más maquinarias para mejora el proceso y un financiamiento para mejorar las instalaciones de la planta.
Si bien poco tiempo el proyecto educativo ha logrado -entre otras cosas- registrar la marca Tierra de Vainas, la aspiración de alumnos y docentes es contar con el apoyo de otras instituciones para reducir las limitaciones que como escuela publica enfrentan y transformase en una cooperativa. Mientras tanto el orgullo de impactar en La economía local no se los quita nadie.
“Rescatamos el impacto socioeconómico que están teniendo nuestros productos porque lo tenemos distribuidos en algunos regionales del departamento. También hay algunos emprendedores que están empezando a incorporarlo entre sus ofertas, ya que somos un departamento muy turístico. Nuestro segundo objetivo era lograr que el mayor impacto fuera nivel local, en el desarrollo comunitario, y eso se está empezando a ver”, terminó diciendo la docente.
Cuanto más leo sobre la Argentina, más me sorprende lo maravillosa que es, del desierto crecen olivares
Pistacho, con la vainas del Algarrobo hacen café , como uruguayo siento admiración por ese inmenso país, con todos los climas y la carretera 40 cruzándolo de sur a norte , pero a pesar de todo en algún momento pueda superar todos los problemas que tienen , para beneficio propio y de toda la cuenta del plata?Fuerza Argentina , no bajar lo brazos nunca , atentamente un rioplatense mas