“El sorgo es un cultivo que tiene mucho potencial, cuando lo ponemos en ambientes similares al maíz, se asemeja mucho en rendimientos. Si lo pones a jugar en primera división respondería mucho más de lo que hoy estamos viendo”, asegura Lisandro Guillaumet, un joven mejorador de sorgo de la empresa semillera Advanta.
Si bien el agrónomo reconoce que se trata de un cultivo que por mucho tiempo no se benefició con grandes proyectos de investigación, actualmente está creciendo la inversión para mejorar la genética. Ante este escenario, tanto él como otros bredeers sienten que hay mucho por hacer en favor de una forrajera que podría beneficiarse por el efecto temor al maíz en tiempos de chicharrita.
“Históricamente es un cultivo que no ha tenido tanta investigación y en los últimos años se está revirtiendo esa tendencia. Estamos viendo que en los últimos años hay mucho nivel de inversión y nuevas herramientas que se están utilizando dentro del cultivo. Eso a todos lo que hacemos mejoramiento nos motiva para seguir investigando en un cultivo que es muy noble, un cultivo que tiene mucho por caminar hacia adelante”, dijo el agrónomo a Bichos de Campo.
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“El cultivo de sorgo se siembra básicamente en la misma ventana que el cultivo de maíz. Cuando llega la primavera. Exactamente desde mediados de octubre hasta en enero y en diversas zonas se puede llegar a sembrar. Lo que tiene el cultivo, a diferencia del maíz, que es un poco más noble, con mayor rusticidad, que nos permite muchas veces explorar ambientes nuevos y que son poco elegido para el maíz. En esos casos el sorgo tiene un poco más de cintura. Es mucho más resistente en cuanto a la falta de agua y las altas temperaturas”, explicó Guillaumet.
Sin embargo, los actuales rendimientos de sorgo rondan los 5 mil kilos por hectárea. Según Guillaumet, esto se debe a que al cultivo usualmente se le reservan los peores lotes. “Le tenemos que dar ambiente, le tenemos que dar buenas condiciones. Generalmente los ambientes y los lotes que explora el cultivo por su rusticidad son diferentes y muy lejanos a los ambientes en que se desarrolla el maíz. En otras condiciones el sorgo rendiría mucho más de lo que hoy estamos conociendo a nivel nacional”, declaró.
-¿Cómo se cosecha el sorgo? ¿Requiere de un cabezal especial? ¿Coincide con las mismas fechas en la que se levanta el maíz?
–En el caso del cultivo de sorgo se empieza la cosecha de abril en adelante y el cabezal que se usa es el mismo cabezal sojero o el cabezal triguero convencional. No tiene ningún tipo de limitación en cuanto a tecnología y básicamente es un cultivo que se adapta muy bien a todas las condiciones productivas de la Argentina.
– En el caso del sorgo, ¿hay distinta variedad de semilla para distintas zonas del país?
–Cuando hacemos mejoramiento podemos hablar de micro ambientes y podemos nombrar los ambientes del norte, del centro, del sur. Particularmente en el cultivo de sorgo se trata de generar un producto que tenga un rendimiento y un desarrollo en todos los ambientes. Tratamos de que los mismos materiales puedan adaptarse a las diferentes regiones, aunque siempre tenemos alguna particularidad que nos permite hacer alguna segmentación o recomendación puntual para alguna u otra zona del país.
No obstante, el agrónomo afirma que en la región central del país el sorgo lograría su máxima expresión. “Es una región donde el sorgo puede explorar ambientes que hoy no se están explorando lamentablemente. Realmente en esa zona donde podemos obtener mayores rendimientos, romper un poco esa barrera y achicar las brechas que tenemos respecto al maíz”.
A pesar de estas limitaciones que enfrenta el sorgo en Argentina y se traducen en rindes muy por debajo de los que se pudieran alcanzar, Guillaumet considera que se puede superar los resultados de Estados Unidos, uno de los países con mayores rendimientos de toneladas por hectáreas a escala mundial.
“Los países más sorgueros son Estados Unidos y Australia. En estos lugares el sorgo se hacen en una zona que no es la misma zona de producción del maíz. Básicamente en Estados Unidos se hace en el sur de Estados Unidos, en donde no pueden sembrar maíz porque hay limitaciones climáticas y los rendimientos rondan entre las 5 y 6 toneladas por hectárea. No estamos tan lejos, pero insisto que nosotros en la zona central podemos romper esa barrera y lograr mejores rendimientos que lo logrado en Estados Unidos o en Australia”, enfatizó.
-En cuanto a mejoramiento, ¿qué rasgos están desarrollando? ¿Se busca un sorgo más productivo o que sea más rústico?
–En el mejoramiento siempre nuestro principal objetivo es el rendimiento. Ese es nuestro primer driver que seguimos día tras día, buscando que los híbridos tengan mejor performance en rendimiento. Pero eso siempre va sostenido y acompañado con mejores características de resistencia a nuevas enfermedades o tolerancia a nuevas plagas como vienen surgiendo últimamente. O sea que el mejoramiento no es solo rinde, sino que es un paquete acompañado con características agronómicas afín al producto para que pueda desarrollarse muy bien en la zona donde lo vayamos a producir.
-¿Exactamente en que zona suelen hacer los ensayos?
–Nuestros ensayos se hacen básicamente en el centro del país y al norte, con un porcentaje de un 60% en el norte, quizás un 35% en el centro y en la zona de sur de provincia de Buenos Aires, un 5% . Esa es nuestras red de testing que tenemos a lo largo de toda la Argentina. En el centro, a partir del año pasado hemos comenzado a ver lotes de sorgo cuando anteriormente no se veían y creemos que es una oportunidad. Ante estos escenarios cambiantes en otros cultivos, creo que el sorgo puede tomar una relevancia bastante importante.
-¿Y hay distintos híbridos?
-Nosotros (en Advanta) tenemos híbridos que son forrajeros, híbridos silero e híbridos graníferos. Entonces en cada uno de esos segmentos uno busca diferentes objetivos. Si bien está siempre el rendimiento, por ahí en un híbrido doble propósito, se trata de tener buen rendimiento de planta entera, con buen porcentaje de materia seca y buen porcentaje de granos dentro del silo que vamos a poder confeccionar, porque eso se traduce obviamente en calidad y ganancia de peso diaria del ganado, que está alimentándose.
-¿No se piensa en un sorgo transgénico? ¿Por qué se limitan ahí?
-En el sorgo no hay transgénicos porque creemos que todavía no son necesarios incorporarlos y los transgénicos llevan siempre apareado una cuestión de regulación que es muy costosa.El cultivo por ahí hoy no lo amerita, tenemos un camino hecho por los no GMO, por el origen convencional, con nuevas tecnologías que podemos seguir avanzando y creo que ese es el camino que tenemos que seguir, buscando siempre este paquete de rendimiento junto a un paquete agronómico.
-Algo atractivo del sorgo es que muchos productores mixtos lo hacen para su propio consumo en el campo ¿Hay variedades especiales para eso?
–El sorgo tiene un destino que es la alimentación ganadera y es muy importante. Puede ser tanto para poligástrico como también monogástrico. En el caso de los cerdos y aves, generalmente se usan los híbridos con bajo contenido de tanino y para lo que son animales poligástrico, muchas veces se puede usar con o sin tanino. También tiene una rama que es muy importante, que son los silajes de alta calidad, donde con sorgo es factible poder lograr silajes de calidad, similares a los de maíz, haciendo un buen picado de planta entera, tratando de romper con cracker el grano, logramos tener ganancia de peso diarias muy similares a las que se obtiene con un silo de maíz.
Pero Guillaumet es un agrónomo que no por casualidad decidió ser mejorador de sorgo, más allá de tener la oportunidad de especializarse en cultivos más pujantes. Entre sus motivaciones está que “en el último tiempo el sorgo está teniendo relevancia y una mayor apertura de mercado. Está comenzando a traccionar y está siendo visto ya con otros ojos. El productor ya lo está evaluando dentro de su cadena productiva y eso llega también a las diferentes empresas y a los diferentes líderes de otros cultivo”.
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Además se enorgullece porque ahora “no son mal vistos”, al contrario. “Ya somos parte del equipo de mejoramiento de cualquier empresa. Tanto el mejorador de sorgo, como de maíz, girasol o de soja están a la misma altura. Realmente desarrollamos tareas muy similares cada uno en su cultivo”, puntualizó.