Óscar Trancamilla, de 64 años, ha pasado la mayor parte de su vida como productor ganadero en el sur de la provincia de La Pampa, en la localidad de La Adela, cabecera del departamento de Caleu Caleu. El Río Colorado le queda muy cerca, a unos 10 kilómetros de su campo, pero allí corre poca agua y casi no se usa por los altos costos de regar. Más allá, las vacas caen muertas por falta de alimento. Oscar dice haber perdido 300 cabezas el año pasado, y que le quedan solamente 800.
Si esa postal ya es de por sí espantosa, más patética se torna cuando se sabe que durante la extensa sequía que se vive en esa zona, a unos 280 kilómetros de Santa Rosa, la capital provincial, casi ninguna autoridad se acercó hasta el establecimiento ganadero de Trancamilla para ofrecerle algún tipo de ayuda o de solución. Su actividad parece inviable y ya, no se discute más.
Es lo que surge de esta entrevista al ganadero realizada por el programa Colonia Agropecuaria, en AM550:
-¿Allí la sequía no se cortó, continúa?
-Se había cortado en diciembre del año pasado, llovieron como 70 milímetros después de que vinera muy mal la cosa en 2023, mal todo el año. En febrero hubo otros poquito más, fueron 40, 50, 60 milímetros más. Ahora pasó marzo, y no nos llovió. Así que vamos mal, para atrás de vuelta.
-¿Y cómo son esos campos? Me imagino que de cría.
-Sí, todos son de cría.
-¿Qué carga se le pone ahí? ¿Cuántas vacas por hectárea?
-Capaz que lo teníamos medio cargado el campo el año pasado, y entre 200 vacas más o menos por legua, que la legua son 2.500 hectáreas. Todo el ternero que se produce ahí va para el norte de La Pampa, Córdoba, algo a Buenos Aires también.
-Así que venían de unos tres años complicados, hubo una breve ilusión de lluvias y ahora sigue todo mal, con lo cual no deben tener oferta de pasto.
-No, no, no Hay solo un poco de alpataco, que es arbusto de espinoso. En caso de sequía, eso larga una flor, tiene una pelusita y se hace una chaucha. Este año se dio bastante eso, por no llover. Y bueno, con eso la estamos tirando hasta ahora, pero ya de acá para adelante no hay más nada. O sea, se termina eso y la hoja del monte, así que no sé qué va a pasar.
-¿Hace cuánto tiempo que la zona está en situación de sequía?
-Hace como tres años por lo menos. Siempre cuando llueve bien la primavera nace acá el pasto y la flechilla. Y ahí teníamos los dramas de incendios también, cuando llovía bastante y nacía flechilla, se producía incendio y ahí venían los problemas. Ahora tenemos problemas de sequía, que no llueve bien y no hay nada.
-¿No hay incendio porque no hay nada que se pueda quemar?
-Ni que comer, ni que quemar.
-No sé cuántas cabezas tiene usted, debe ser un ganadero mediano. ¿Qué hace un ganadero en esos casos?
-Soy chico. Ah, yo no sé. Yo tengo unas ochocientas cabezas, de chicos y grandes, todos juntos. Pero el año pasado se me murieron más de 300 vacas a mí.
-¿Más de trescientas? Ahora le quedaron ochocientas y perdió trescientas, por esta situación?
-Sí. Y porque conseguí otros campos para ir, allá a cien kilómetros, y saqué algo de la hacienda. Pero igual, ya ahora estoy mal de vuelta. Para sacar a la hacienda tenés que vender terneno, todo lo que salga, lo que puedas sacar, tenés que salir a vender.
-Inevitablemente va perdiendo capital, va achicándose.
-Hacer una vaca cuesta un montón y después… Uno siempre dejándola pensando que va a llover, que va a llover… Y después ya es tarde para cargarla.
-Claro, porque ya están muy débiles.
-Y sí, y sí.
-¿Y traer alimento de afuera es imposible?
-Sí. Se le puede ayudar un poco. El año pasado la estuve dando a comer un poco, pero se encarecía muchísimo. Uno el tema del flete, que se encarece mucho, y otro el tema de los caminos, que son impasables, porque la provincia ni se acuerda de los caminos ahí. Los caminos se ponen insoportables, no se puede pasar.
-¿Ayuda oficial has tenido alguna en todos estos años de sequía?
-No, muy poco y nada.
-¿Y qué pide? ¿Qué debería haber necesitado las autoridades?
-Ya no sé si se me van a ser de mucha ayuda. A mí me dieron 10 bolsas de alimento, con la cantidad que tenía. ¿Qué voy a hacer con 10 bolsas de alimento? Nada. ¿Para dársela a quién? ¿Un ratito? No, yo conseguí alimento a fuerza de vender animales, para comprar y tratar de salvar lo poco que me quedo ahora.
-¿Y crédito para alquilar campos en otros lados? ¿Subsidiarle al transporte para llevarlos a otro campo?
-No sé. No, no, no.
-Tienen el Río Colorado muy cerca, ¿no? ¿No hay manera de llevar agua, para producir granos, alimento, pasturas?
-Yo lo he intentado, pero lo que pasa es que los costos se le van a la miércoles.
-Claro, si finalmente el ternero que usted vende no vale, no repone la inversión, no tiene ningún sentido hacerlo, es perder plata.
-Acá la única manera es criar el ternero y que se vaya al norte de la provincia.
-Así que está bastante decepcionado de la ayuda de los gobiernos. Hablo de la provincia, del municipio, de la nación.
-Han hecho, han intentado algo, pero son paliativos muy poquitos. ¿Qué haces con una bolsita de alimento? Nada. Y créditos no hay. Si llega a estar con créditos, tiene que vender las vacas y el campo.
-Claro, porque si finalmente no hay rentabilidad, es un salvavidas de plomo un crédito.
-Uno se va al fondo del río.
-Y entonces, ¿cómo se sale de esta trampa? ¿Hay que esperar que llueva nomás?
-Sí, acá la única solución es la lluvia. No necesitamos de los gobiernos nada, es la lluvia. Pensá que allá en el norte se está inundando todo y acá nosotros nada.
-O sea que no queda otra que ajustarse y sobrevivir, achicar los planteos lo que haya que achicar.
-Sí, hay que achicar, hay que tratar de achicar un poco los rodeos y tratar de vender un poco más, y bueno… No sé, porque siempre uno esperando que va a llover, que va a llover, que va a llover, y pasan los días, los meses y se va estirando la agonía.