Cada vez que hay una devaluación se tiende a pensar que “el campo gana”. Pero no siempre esto es así, sino que a veces sucede lo contrario. La lectura no es lineal porque no hay un “único” campo, sino múltiples actividades que dependen más del mercado externo o del interno, y por lo tanto reaccionan de distinto modo al tipo de cambio. Teo Zorraquín, que es ingeniero agrónomo y consultor de la consultora Zorraquín y Meneses, cree que más allá de alguna ganancia puntual, una mayoría absoluta de los productores repudia este tipo de movimientos bruscos en las grandes variables económicas y prefiere la estabilidad.
“Son tiempos de desconcierto, y se ven los principios de la física de acción y reacción, por lo cual desde lo empresario es difícil tomar decisiones. El año pasado, en aquello casos en los que el agro ganó plata, obedeció más a los rendimientos logrados y la tecnología empleada, sumado a precios internacionales razonables, que al tipo de cambio en sí. Con lo cual, cuando uno pasa por una devaluación, si se tiene la suerte de tener guardado un bolsón de soja que antes valía 10.000 pesos y ahora vale 15.000 pesos, eso no es estrategia, es suerte. Entonces se aprovechará, pero es como una foto”, explicó Zorraquín.
Escuchá el reportaje completo que le hicimos a Teo Zorraquín:
El analista consideró que “en el mediano plazo, los productores necesitan un tipo de cambio competitivo. Un tipo de cambio atrasado, claramente no es bueno porque no fomenta las exportaciones, y sí fomenta las importaciones. Pero ningún productor celebra que el dólar saltó el 50%, porque sabe que detrás de eso viene el tsunami de la inflación y del desorden político”.
Zorraquín agregó que “este año el productor mantuvo una conducta parecida a la de otros años, y es la de vender trigo, soja o maíz en la medida en que lo necesita. No hay ninguna especulación si lo miramos en términos históricos. Si justo te agarró en un momento en que tenías que pagar una deuda en pesos, y tu soja vale más, tenés suerte porque esa deuda te saldrá más barato”.
Pero, advirtió que “luego, al tener que pagar los insumos agrícolas al inicio de una campaña, todo eso se cotiza en dólares, se paga en pesos por supuesto, pero ahí el efecto a mediano plazo tiende a ser neutro. Y lo mismo le sucede a un feedlot o a un tambo, que ahora tienen que comprar maíz más caro. Por eso, creo que este tipo de devaluaciones no acompañadas de políticas más estables, tiende a ser neutro o perjudicial, y se gana más por suerte que por estrategia”.