Luego de varios años de incertidumbre en el sector lácteo, hay indicadores económicos que hablan de un buen momento de los productores tamberos. Según el Observatorio de la Cadena Láctea Argentina (OCLA), la relación de precios y los costos, está siendo favorable para los productores.
El precio de equilibro, que es el costo de producción sumado al costo de oportunidad al capital de 5%, también llamado “Costo de Producción de Largo Plazo” en este escenario es favorable, siendo en octubre de 450,12 pesos, o 0,459 de dólar. En esta ecuación el costo promedio de producción de leche marcó en octubre una rentabilidad de 3,79% anual, con el precio al productor de 436 pesos, con un costo de producción de 405,1.
El tambo promedio que en octubre pasado tuvo una producción diaria de 3.550 litros, facturó en los primeros 10 meses del año 2024 un 0,6% menos que el año anterior en promedio diario, prácticamente igual que el año anterior debido a que la caída del 7,2% de la producción, fue compensada por la suba del 7,1% del precio en moneda constante.
Aun con este escenario favorable luego de muchos años en los que la actividad registraba caídas y cierre permanente de tambos, Roberto Perracino, presidente de la Mesa de Productores de Leche de Santa Fe (Meprolsafe) donde se encuentra la principal cuenca lechera del país, esto no es para festejar mucho. “Son solo 6 meses. Venimos desde marzo con esta situación donde se terminó la debacle climática y financiera. Se acomodó el precio, pero la realidad es que hoy se debería hacer un minuto de silencio para honrar a los 700 tambos que cayeron por la sequía y la situación macroeconómica”, dispara.
Esta situación a la que hace referencia Perracino, tiene anclaje a los relevamientos de la OCLA, quienes explican que se había producido un fuerte desacople de precios en diciembre de 2023 por la devaluación y la alta inflación. Entre precios y costos y señalaron que los precios de la leche venían creciendo por encima de la inflación, y que pronto se produciría la convergencia. Es por ello que ya en febrero se puede observar una tasa de rentabilidad positiva que se acentúa entre marzo y mayo, que en junio pasado cae levemente por un menor incremento del precio que el de los costos, y retoma un valor igual a mayo en julio próximo pasado. En agosto alcanza el 5,8%, que luego cae en septiembre y octubre a valores algo por encima del 3% de rentabilidad.
Con este repaso, se puede inferir que en el período abril-octubre de 2024 se logra el precio de equilibrio “si se adicionan los diferenciales de precio que se generan con las notas de crédito post liquidación” según indican desde el Observatorio.
Perracino, si bien respalda estos datos del observatorio, afirma: “Se liquidaron 100 mil vacas. Se dio que la vaca frigorífico valía mucho más que a tambo, entonces muchas veces se cerraban tambos, pero esas vacas se iban a otros tambos. En este caso la mayoría de las vacas, te diría el 99%, se fuera a frigorífico. Nos está faltando ese 8 o 10 por ciento de producción, y se debe principalmente al cierre de esos tambos”.
Sobre la coyuntura, el tambero alerta que si bien estiman que durante el ciclo 2025 que se inicia desde marzo se pueda llegar a recuperar el faltante con el clima ayudando, aun estarán “lejos de que la industria o que el sector lácteo se haya ordenado, o se hayan generado herramientas de comercialización que permitan una trazabilidad en el precio que permitan garantías para que el productor asegure su venta”.
“Es algo que venimos viviendo de hace 30 años, y la explicación está clara: éramos treinta y pico mil tambos en la década del 70, hoy no llegamos a 9. Y todo hace prever que podríamos seguir teniendo sangría de tamberos”, alertó Perracino.
Ante este escenario, Perracino menciona que se está dando en Argentina un fuerte crecimiento del mercado informal de la leche, que puede pagar incluso un poco más que los datos que surgen del OCLA.
“En argentina siempre existió un 3 o un 4% de leche marginal. Nosotros entendemos que toda actividad que se la presiona con altas tasas de impuestos, obviamente va a ir por los costados para evadir estos impuestos. En Argentina se habla de una realidad superior al 30%, con lo cual perdés estadística, perdés trazabilidad. En la leche basta que la leche sea blanca, entonces se pierde la trazabilidad sanitaria de las vacas, de hecho Argentina involucionó en la calidad de nuestros animales y todo un trasfondo que bueno que no es bueno para la lechería” explica Perracino, haciendo mención al mercado clandestino, que creció muy fuertemente según lo que el registra en el último tiempo.
En este escenario donde según el tambero la comercialización clandestina está por encima del 30%, se generan además de problemas recaudatorios, elementos negativos tranqueras adentro, incluso una carrera de competencia desleal entre productores vecinos: “Se disparan un montón de aristas, en las cuales caen piedras por todos lados. Te encontrás con productores que van a alquilarle el campo al vecino porque tienen el dinero en negro y entonces le ofrecen un mejor trato. Entendemos también que se pierde la transferencia de SENASA, por ahí se aflojan en los controles, total la leche nadie la mira, basta que sea blanca y no le pongan agua, después va cualquier cosa”.