Cuarta generación de productores, Carlos “Charlie” Van Der Straten es miembro de la regional Lincoln de Aapresid, y por lo tanto es un productor certificado, que garantiza buenas prácticas y una producció sustentable. Pero en el capítulo de El podcast de tu vida que transcribo a continuación (el nro. 34, grabado en octubre de 2021) hablamos de su historia vinculada a la tierra y al automovilismo, primero los autos y después las motos, pero siempre en la tierra.
“El motociclismo te disciplina, necesitás mucho entrenamiento físico y mental para afrontar carreras que duran 8-10 días y etapas de 6, 8 o 10 horas”, contó “Charlie”. Y agregó: “Recién ahora que mi hijo empezó a correr desde los 12 años entiendo el temor de mis padres cuando yo empecé”.
Pasen y lean esta linda historia…
-¿Cómo recordás que fue tu primer contacto con los fierros, con motores y carreras?
-De chiquito siempre fui un apasionado de los autos porque si bien nadie había corrido en la familia hasta entonces todos les gustaban las carreras, el turismo carretera rutero. Y me acuerdo de que no sabía leer todavía y me compraba las revistas de automovilismo y miraba las figuritas y fotos. Mi gran pasión era coleccionar autitos y jugar todo el día. Así fue como me fue gustando cada vez más.
-¿Y correr?
-Y bueno, iba pasando el tiempo y cada vez más se me iba planteando la posibilidad de correr
-Si cerrás los ojos y vas a ese momento, ¿Qué recuerdos se te vienen a la cabeza de esa época?
-Algunos esperan un Boca-River, yo esperaba la Fórmula 1. Era sagrada los domingos. La veíamos en blanco y negro. Verlo a (Carlos) Reutemann nos motivaba. Ese sonido de los autos de esa época. Era una pasión increíble.
-También hablabas del TC, que tiene una liturgia muy linda. Mi viejo era fanático de escuchar los sábados la clasificación, los domingos a la mañana las series y después la carrera mientras almorzábamos. ¿A vos te pasaba lo mismo?
-No, porque yo era más de la tierra. Las antiguas carreras o grandes premios de TC eran sobre tierra. No había nacido, pero veía y miraba fotos de esa época. Y como vivíamos en el campo, siempre relacionados con la tierra, la imagen mía de ser un futuro corredor siempre fue relacionada al rally, nunca en pista. De hecho, empecé en el rally antes que en las motos. Todo por la infancia y la tierra. Carreras zonales de chiquito, era lo que yo quería. El contacto con la tierra.
-¿Cómo empezaste a correr?
-Siempre fui muy inquieto. Primero fui jugador de rugby, de más chico y adolescente. Pero por problemas físicos no pude seguir. Fue mi gran pasión también. Después cuando dejé rugby tenía el objetivo de correr y empecé a buscar, conocí unos chicos en Buenos Aires, actualmente uno de ellos es mi cuñado, y empecé alquilando un auto, una carrera, después otra. Empecé con el cross country, pero siempre buscando cómo poder hacerlo. Nunca tuve bolsillo de payaso para ir a ponerla toda y decir, voy a correr en el mejor equipo. Mis viejos me dieron una mano en su momento pero me fui abriendo camino. No fui sobresaliente, tuve buenos momentos, pero siempre la pasé muy bien.
-¿Qué edad tenías cuando arrancaste?
-Tenía 19.
-Claro, uno de los temas con los fierreros, los corredores, es con los padres. ¿Cómo fue tu caso?
-Fue todo muy lindo hasta que ponés primera. Sobre todo, las madres. Sufren. Pero nunca me dijeron que no. Siempre entendí que no era lo que más tranquilos los ponía, pero siempre me apoyaron. Más que económicamente en lo humano. Porque yo me olvidé de decirte que yo al principio quería correr en moto y mi viejo me decía que iba a tener moto “cuando tengas tu plata y tu casa, yo no voy a ser responsable que te mates contra un árbol o en una carrera”. Y así fue, por eso empecé con el auto, que dentro de lo riesgoso era lo más seguro. Seguramente hubiera preferido que fuese boyscout… (se ríe).
-Bueno, vos tenés un hijo que está empezando a correr…
-Recién ahí entendí a mis viejos.
-¿Qué es lo que más te gusta de correr?
-La adrenalina, por supuesto, y la disciplina que te obliga ser corredor. Física y mental. La alimentación, el gimnasio. El no poder pavear. Es un deporte que te pone límites y está bueno más aún en la adolescencia. Cuando vos te pensás inmortal es una actividad que te pone límites. Y te ayuda a madurar. Hoy me gusta juntarme con amigos. Correr es juntarme con amigos. Obviamente, terminar y divertirme, pero estar con amigos es hermoso.
-Una de las cosas que quería consultarte es sobre el entrenamiento. Hoy un corredor necesita estar muy entrenado para estar a la altura, y en moto más todavía…
-De autos no te puedo hablar porque hace mucho que no corro en autos. Hace 6-7 años corrí al campeonato argentino de Cross Country y me entrené mucho, hoy se ha profesionalizado muchísimo. Son atletas tanto en un auto, una moto o un cuatri. En la moto la demanda física es mortal y la mental también. Porque juega un papel fundamental la cabeza cuando te empezás a cansar. Por ende, salvo algún virtuoso, joven, que tenga un físico infernal, el resto de los mortales obligadísimo a entrenar para pasarla bien. Calculá que hoy una etapa de una carrera grande afuera son 800-900 kilómetros, ni hablemos del Dakar. De caminos bravos. Tenés que estar fino para poder a pasarla bien.
-¿En tiempo cuánto es?
-Va a depender mucho de la velocidad, el camino y que no rompas nada. Pero fácil podés estar entre 7, 8 y hasta 12 horas.
-¿Vas mucho parado? ¿O se puede ir en algunos momentos sentado?
-En mi caso, voy un poco parado y otro sentado. Parado es más lindo manejar. Me siento cuando me canso. Pero la visibilidad es mucho mejor cuando estás parado. Pero hay tipos que van 3 horas parado. También depende del terreno, si es más complejo vas mejor parado.
-¿Qué carrera o carreras te han gustado más de las que corriste?
-Todas las carreras son lindas. Yo tuve experiencias muy lindas y también muy feas con accidentes de otros. Pero te diría que, si tengo que elegir una en particular te digo una en Turquía, con paisajes increíbles, el entorno, la camaradería que siempre es así pero más aún ahí lo viví.
-¿Dakar corriste alguna vez?
-En 2014, cuando se corría en Argentina, quedé inscripto y tuve un golpe entrenando en julio-agosto y no era prudente hacer el Dakar. Y pasó ese momento y no volvió. No me desvela. Ahora no podría hacerlo ni económica ni físicamente. Eso no se dio y me quedó un pendiente. Yo digo, “tener un hijo, plantar un árbol, escribir un libro, correr un Dakar”. Los tres más importantes los hice. Me faltó el Dakar. Pero no es la muerte de nadie.
-¿Hay alguna carrera de las posibles que te gustaría hacer en algún momento?
-Si. Hay una que la vengo peleando hace 4 años. Que es el rally Dos Sertóes, en Brasil. Es el más grande dentro de un mismo país en el mundo. En 2014 por un problema de aduana no me dejaron pasar los repuestos y no pude ir a correrlo. En 2017 un golpe me dejó afuera. El anteaño pasado la pandemia, la carrea se hizo, pero no pude viajar. Este año la pandemia de nuevo. Espero que en 2022 pueda concretarlo. Sigo entrenando para eso. Entrené 8 meses por año para esa carrera. Es una carrera linda. (N de la R: nuestra charla fue en 2021, Charlie finalmente pudo correr esa carrera en 2022). Pero ya a esta edad, lo que trato es de terminarla. El desafío es contra la carrera y contra uno mismo. El logro es llegar, porque hay mucho laburo antes de eso.
-¿Te has pegado algún palo fuerte, que te hayas asustado?
-Si, me he caído, algún hueso me he roto. Pero nunca de pensar en no correr más. También, ojo, yo no soy Kevin Benavides (N de la R. Motociclista argentino, de los más destacados de la actualidad, campeón del Dakar en 2021 y 2023), yo soy un amateur. Trato de ir lo más rápido posible, pero con un instinto de conservarme. Tengo mucho para perder.
-¿Qué has ido aprendiendo a medida que has ido corriendo más?
-Tuve la suerte de tener amigos que han sido muy buenos y me han ayudado mucho. Lo que aprendí es a administrar el día. No salir “plata o mierda” los primeros kilómetros y después termino como puedo. Empecé a entender con el tiempo que las carreras duran 7-10 días y que hay que empezar y terminarlas. Muchos abandonos me ayudaron a entender cómo se corren estas carreras. Ojo, los diez primeros van con el cuchillo entre los dientes, pero yo no estoy en ese lote. Y te digo, racionalmente, vos decís, voy a cuidarme para salir y llegar, pero cuando arranca, empieza la adrenalina y ves que te van ganando los que nunca te ganaban la cabeza se te complica. Y empezás a acelerar… El paso del tiempo me enseñó a administrar esas cosas.
-¿Quiénes son los mejores corredores, los que pondrías en el podio de los que has visto en moto?
-En lo que he hecho creo hay muchos, pero Stephane Peterhansel, que hoy anda en auto, fue muy bueno en moto. Un tipo que lamentablemente partió, pero era un genio era Pablo Goncalvez, que pude conocer y él mismo me enseñó mucho, con gran generosidad. Y hoy tenés 4-5 que cualquiera de ellos estaría en mi podio. Benavides, Sam Sunderland, Toby Price, son de otra galaxia.
-Quienes empezamos a ver el Dakar cuando vino a la Argentina justo coincidió con el furor de Marc Coma y Ciryl Despres. No los pusiste en tu podio…
-Para mí eran muy prolijos. Navegaban como los dioses. A lo mejor no los miraba tanto porque era como en su momento era ver a Michael Schumacher, era él y el resto. Yo miraba al resto, porque lo otro era inalcanzable. Me divertía más los que aspiraban ser Coma o Despres.
-Mencionaste un tema clave en estas carreras largas que es el de la navegación. Podés manejar muy bien pero si te perdés, fuiste…
-La navegación juega un papel importantísimo. Las carreras de hoy son extremadamente rápidas. Velocidades 190 km/h, 200… Las carreras de navegación más trabadas son más difíciles. No tengo autoridad para decirlo. Pero una carrera de más navegación y menos velocidad equilibraría muchísimo las posiciones. De todas formas, tenés tipos que van a 200 km/h y navegan muy bien. A mí de preguntás es mucho más interesante una carrera así, con lugares que no encontrás, que una en la que vas en sexta a fondo. Pero bueno, tenés que mirar por dónde ir en el mapa, más mirar el camino, más la referencia de los otros.
-El otro día escuchaba a Traverso que la tecnología se ha metido muchísimo en el deporte motor y 80-90% del resultado final depende del auto y la tecnología… ¿Te parece que es así? Y si el automovilismo chacarero, donde no hay tanta tecnología, podría emparejar las cosas.
-Linda pregunta. Por un lado tenés a Prost y Senna manejando con una mano y poniendo cambios con la otra y por otro tenés la Fórmula 1 de hoy que a mí no me divierte. Pero no es que los de hoy no sean buenos pilotos. Pero debe ser mucho más fácil hoy que antes. Ahora bien, en la moto, creo que no. Creo que un piloto de los buenos de antes y va a andar adelante igual. Pero también te digo que si me das la mejor moto de equipo oficial con toda la plata encima y no voy a andar al mismo ritmo que Benavides. Ni a palos. Ni con la misma edad ni yendo al mismo gimnasio que él todos los días. Porque hay habilidades innatas.
-Bueno, decía yo que tu hijo está empezando también a hacer sus primeros kilómetros arriba de la moto. ¿Cómo va eso?
-Tengo dos hijos, una mujer y un varón. El varón tiene 12, se crió entre fierros. Jugaba al rugby pero la pandemia lo frenó. Siempre tuvo su moto en el campo, pero prohibido andar en el pueblo. Y a raíz de la pandemia, que no la pasó muy bien, nos vinimos a vivir al campo. No sabía qué hacer yo para que él esté bien. Y empezamos a tomar cursos virtuales, con un profesor al que le mandábamos videos de mi hijo andando en moto y él lo veía y mandaba las correcciones de las posturas. Después fuimos a entrenar en un verano a Bariloche. Y ahora ya está andando fuerte. Ha tenido sus caídas. Pero lo que te decía es que la moto educa. A lo mejor son chicos para empezar con todo. Porque quieren ser campeón mañana. El se entrena conmigo en el gimnasio. Tiene sus rutinas de entrenamiento.
-¿Cuán importante es lo mental?
-Tenés que hacer un trabajo de cabeza. El que te dice que no tiene miedo arriba de una moto, un auto de carrera o un caballo a toda velocidad no creo que te esté diciendo la verdad. El tema es como trabajar ese miedo. Si no existiera el miedo estaríamos todos bajo tierra. El desafío es cómo transformar ese miedo en algo positivo. Siempre te aparecen fantasmas cuando vas a correr una carrera. Yo he perdido amigos, conozco amigos con cuadriplejia. Eso está ahí latente. Son muchas cosas que aprender. Yo no le puedo dar un consejo a nadie, pero cualquiera que tenga un hijo que quiera hacer una actividad de estas características lo mejor que puede hacer es capacitarse. En todo en la vida hay que estudiar. Aprender es ir a lo más seguro.
-Para cerrar el podcast vamos a una sección clásica que es el decálogo de El podcast de tu vida, una especie de “fuera de pista”. La primera es ¿Cuál es tu lugar en el mundo?
-El campo, de la familia, donde estoy ahora, en General Pinto.
-¿Un país que te gustaría conocer y por qué?
-Tokio, por el orden.
-¿Una comida favorita?
-Pastas.
-¿Vino o cerveza?
-No tomo alcohol.
-¿Casualidades o causalidades?
-Casualidad.
-¿Una serie o película que te haya gustado?
-No miro mucho, pero “Band of brothers” me gusto mucho.
-Si tenés tatuajes elegí uno y su tuvieras que hacerte uno ¿Qué te harías y por qué?
-No tengo, y el que me haría es el del número del Dakar que no fue.
-¿Qué superpoderes te gustaría tener y para qué?
-No sé… fuerza quizás.
-¿A la hora de ir de vacaciones que formato preferís, descanso y relax de reposera o todos los días hacer algo distinto?
-Todos los días algo distinto.
-Supongamos que te dejan volver el tiempo atrás. ¿Dónde volvés y por qué?
-Hubiera vuelvo no a un día sino a una época y hubiera tratado de disfrutar más de los que hoy no están. No tengo pendientes conmigo mismo. Pero entiendo que hay que disfrutar más los momentos y las personas.
-¿Cuando vas andando en moto no se escucha música no?
-Algunos en los enlaces, pero termina siendo incómodo. Pero mucho antes sí escucho música, cuando te estas preparando, la música tiene una energía positiva. Te motiva.
-El cierre de este podcast tiene el sello de un tema musical que elige el entrevistado. ¿Qué tema elegís?
-“Hysteria” de Def Leppard.