Con más de treinta años como empresario agrícola, Juan Carlos Cotella, conocido por muchos como “Teddy”, lleva puestas varias camisetas. Además de formar parte de Aapresid, en donde fue director del programa de certificaciones, y de CREA, también integra programas como el de Paisaje Productivo Protegido, para preservar el medio ambiente. Pero son sus vecinos de Sachayoj, un pueblo agrícola de Santiago del Estero, los que pueden dar fe de su decisión: Teddy cree que comprometerse siempre ofrece buenos resultados.
“Lo que a mí me interesa es tratar de producir de la mejor manera posible, mejorando la calidad de vida de todos los que están alrededor mío. Ese es el compromiso que tengo desde el punto de vista empresarial. Y ese contexto me desafía a conservar lo que hoy hay en torno a la biodiversidad de mi campo. Desde el año 2014 que vengo midiendo varias cosas: flora, calidad de las cortinas, fauna, monitoreo con cámaras trampa para ver cuáles son los mamíferos que abundan en el campo. Creo que eso forma parte del compromiso, de lo que tenemos que hacer”, dijo a Bichos de Campo Cotella, que se aboca a la producción de soja, maíz, trigo, girasol y hasta garbanzos.
Si bien el avance de la agricultura en el norte del país décadas atrás estuvo atado al avance sobre el monte autóctono, el productor reconoce que lo que había en aquel momento era una gran falta de información, pero no mala voluntad. Supone que con mayor conocimiento las cosas se hubieran hecho de forma diferente.
“Yo creo que en su momento hubo un avance sin mucho conocimiento de lo que hoy tenemos. Veinte años atrás, con el conocimiento que tengo hoy, hubiese hecho las cosas de forma distinta, preservando cuestiones que hoy veo que son convenientes para el funcionamiento no solo del ecosistema sino de la explotación en general. Hicimos lo que pudimos en aquel momento y hoy no es un tema solo de recomponer sino de preservar lo que uno está haciendo desde el punto de vista de producción”, señaló Cotella.
En este sentido, el empresario consideró que el compromiso empresarial viene atado a uno vinculado a la comunidad.
“Participo de la comunidad de Sachayoj, un pueblito en el noreste de la provincia de Santiago del Estero, donde tienen un montón de carencias. Por ejemplo, falta agua, no solo en cantidad sino en calidad. En el campo tenemos curvas de nivel y tierras de absorción para manejar los excesos hídricos. Y ellos no los tiramos. Los acumulamos, hacemos represas y potabilizamos. La gente que trabaja en el campo al igual que los contratistas se aprovisionan de ella”, contó el productor.
Lejos de ser el único, Teddy afirma que son muchos los que siguen esa misma línea y aprenden de ese compromiso.
“Los productores se van prendiendo. La gente va imitando determinadas cosas que saben que son buenas para el funcionamiento de sus explotaciones en un principio, y después para el funcionamiento de todos en general. Lo último que sumé en el campo fue un desfibrilador porque no había en el pueblo. Los campos están protegidos cardiológicamente y hay uno ahí a disposición del que lo necesite usar. Obviamente toda mi gente está entrenada para eso”, sostuvo.
-¿Qué postal preferís? ¿No haber tocado nada hace 20 años durante el avance de la agricultura, o la actual donde se intenta reconfigurar su manejo?- le preguntamos.
-Hace más de 30 años que ando por las provincias del norte, por Jujuy, Salta, Chaco, Tucumán, Santiago del Estero, Formosa, que son las más pobres de Argentina. Yo hubiese preferido el desarrollo que hoy tiene toda la región pero mucho más pensado, más planificado, para aquellas comunidades desde el punto de vista sostenible. Y el desarrollo sostenible significa mejorar la calidad de vida de la gente que está ahí.
-¿Por qué?
-Vos imaginate para un padre que está en Sachayoj, que no tiene la posibilidad de que el hijo continúe una carrera universitaria ahí. Ese padre tiene que solventar los gastos de un chico, alojamiento, manutención, porque no tenemos una mente planificada como la americana, que planifica estudio para sus hijos. Y todo ese tipo de cosas genera desarraigo, genera un montón de desequilibrios en el sistema de la comunidad que uno en cierta medida los podría planificar de otra manera.
-¿Hay tiempo todavía de hacer esa planificación?
-Yo creo que sí. Toda esta región tiene un montón de potencial desde el punto de vista de generación de energía o de uso de energías alternativas, que me permitiría trasladar mercadería con otros costos, con otra infraestructura, mover mercadería de otra manera, que lamentablemente hoy no lo tenemos. Y eso viene del trabajo local que falta, de mano de obra local que genera desarrollo. El 70% de la mano de obra que nosotros empleamos no tiene el primario completo. Eso lo podés ver como el vaso medio lleno o el vaso medio vacío. Yo prefiero verlo con el vaso medio lleno, porque son personas que no se podrían ocupar en otra actividad en la economía nacional que no sea la nuestra. Ahora, ¿eso significa que le voy a pagar menos? No, eso significa que yo tengo que elevar la calidad del trabajo que hacen de una manera proactiva, de una manera inteligente y llevarlos a una categoría superior, desde el punto de vista del laburo que hacen.
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-Supongo que ese nivel de compromiso con la gente y el ambiente implica que estásn “enaorado” de esa región…
-Yo soy enamorado del norte, un enamorado de mi país y me gusta lo que hago. Creo que tenemos un montón de oportunidades y de cosas para hacer, mucho mejores de lo que hicimos hasta ahora. Y ese es el desafío, encontrar el propósito que uno tiene para enriquecer la actividad en lo diario. Es muy importante para uno sentirse satisfecho al final del día. De eso se trata.