Con dos décadas de historia, la fabricante de coadyuvantes SpeedAgro decidió abrir su planta en la localidad santafesina de Sauce Viejo a cerca de 60 distribuidores de sus productos en todo el país, al tiempo que anunció un acuerdo con la multinacional Syngenta para incrementar todavía más su penetración en el mercado local.
La agricultura intensiva actual, con el aumento de la siembra directa y de uso de fitosanitarios, lleva a un aumento de las aplicaciones de pulverizadoras como método de protección de cultivos. En ese punto, la utilización de coadyuvantes cobra sentido porque estos productos complementarios apuntan a mejorar la eficiencia de la aplicación, reducir costos y conseguir resultados aún con condiciones ambientales adversas.
En la localidad santafesina de Sauce Viejo, SpeedAgro hace formulación de coadyuvantes desde principios del milenio. Estos días invitó a recorrer la planta a 60 distribuidores. “Esta reunión estaba pendiente desde antes de la pandemia ya que queríamos contarles que nuestra planta cuenta con un sistema de producción 100% automatizado; es ‘verde’ ya que trata completamente sus efluentes; tiene la capacidad de procesar 30.000 litros de producto por hora y está certificada con normas ISO”, señaló Víctor Escalas, presidente de la firma.
Bichos de Campo lo había entrevistado hace pocas semanas en el marco de una exposición en el sur santafesino:
En la recepción a su red comercial, Escalas explicó: “Nos convertimos en una compañía química, que formula a partir de 30 moléculas diferentes para cultivos extensivos e intensivos diversos, de una envergadura tal que exporta a 12 países de los tres continentes americanos”.
Además anunció: “Sellamos un acuerdo con Syngenta para la distribución de nuestros productos a nivel local. También ya empezamos a invertir en nanótica -para el desarrollo de productos con nanotecnología- y empezaremos a trabajar muy pronto en proteína vegetal aislada, lo implica producir alimentos para salud humana. Somos una compañía que está haciendo desarrollos para salir al mundo”.
En la planta, el circuito de fabricación de coadyuvantes está completamente computarizado, desde la recepción hasta el despacho. A esta trazabilidad, la compañía le suma el seguimiento hasta la canal de distribución. La planta, además de estar certificada bajo la norma IRAM-ISO 9001, hace tratamiento de efluentes y residuos industriales, y también se autoabastece de energía eléctrica y agua calienta por medio de paneles solares.
“En el manejo del depósito no intervienen personas y solo dos operarios manejan el transelevador central que está asociado y conectado a dos robots que se encargan de la gestión de las posiciones”, detalló el responsable del depósito central y cadena de suministro, Fernando Gigli. Contó que la planta cuenta con espacio de almacenamiento de 3.600 posiciones y es totalmente automatizada. Otra de las características del depósito es su capacidad de rotación, dotada por un sistema inteligente de tipo “lo primero que entra, es lo primero que sale”.
La recorrida de los distribuidores concluyó en los nuevos laboratorios que construyó la compañía. Eduardo Leguizamón, líder del proyecto, contó que estas instalaciones estarán listas antes de fin de año. El sector tendrá cuatro zonas específicas: la analítica, otra división para hacer análisis con herramientas tecnológicas de avanzada, una zona microbiológica, más el área de desarrollo. Además, el laboratorio contará con una planta piloto a pequeña escala para evaluar, con anticipación, cómo se comportará la formulación en un proceso industrializado.