Por Nicolás Razzetti (@nicorazzetti).-
La seca que arrancó a fines del año pasado y que se cortó en abril, complicó el crecimiento de la soja, y desde el vamos, se sabía que esta cosecha iba a ser mucho menor a lo previsto. Pero luego llegaron las lluvias que generaron otro problema, el de la calidad. Cuando pase el temblor, la campaña 17/18 será recordada como la combinación de todos los males climáticos posibles.
Con respecto a este tema, los técnicos de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) dijeron que “los daños que se están evaluando en monitoreos, lotes cosechados y muestras analizadas en Santa Fe, Entre Ríos, Córdoba y Buenos Aires, son peores que durante lo observado en la cosecha de abril del 2016”, y que “la activación masiva de la germinación afectó a unas 6 millones de hectáreas de soja”.
Desde la Red GEA informan que, sólo en la región Núcleo, hay 670.000 hectáreas que se desvanecieron por el “efecto germinador” que causó el exceso de humedad. En tanto, la Bolsa de Cereales de Buenos Aires (BCBA), calculó en su informe semanal sobre el estado de los cultivos, que la superficie que quedará sin cosechar por el exceso de lluvias asciende a 1,2 millones de hectáreas.
Las continuas y en muchos casos, importantes lluvias del otoño, están causando daños de consideración en la calidad de la cosecha. Al respecto, los técnicos de la bolsa porteña dijeron que “el rinde medio nacional previsto al cierre de campaña también se verá afectado por desgrane de cuadros, y se prevé que finalice próximo a los 21,5 quintales por hectárea”.
Agregaron que “en consecuencia, la proyección de producción cae a 36 millones de toneladas, lo que significa una caída interanual de 21,5 millones de toneladas respecto al informe previo, pasando a ser la producción más baja desde el ciclo 2008/09, cuya cosecha fue de 32 millones de toneladas.