En el campo, cada minuto cuenta. Y en tiempos de agricultura digital, donde las máquinas generan datos en tiempo real y su gestión depende de plataformas en la nube, la conectividad dejó de ser un lujo para convertirse en una necesidad productiva. Pero, ¿qué pasa en las zonas rurales donde la señal de celular o la fibra óptica no llegan? Ahí es donde entran en juego las soluciones satelitales.
“El agro, al estar cada vez más moderno, depende cada vez más de la tecnología para optimizar su producción, desde el monitoreo de cultivos hasta la automatización de maquinaria. Sin conectividad, todo ese potencial se pierde”, explica Sergio Agostini, director comercial de Tesacom, una empresa con 25 años de trayectoria en telecomunicaciones satelitales.
La clave está en la estabilidad del servicio. A diferencia de las redes convencionales, que pueden verse afectadas por la geografía o la distancia a las antenas, la conexión satelital cubre todo el mapa productivo, garantizando acceso a internet en cualquier punto del campo. Esto permite monitorear maquinaria, acceder a datos en tiempo real y gestionar la producción de forma remota, con un impacto directo en la rentabilidad y la sustentabilidad.
“La conectividad permite una gestión más precisa de los recursos, como el agua y los insumos, reduciendo desperdicios y costos operativos. Además, facilita la implementación de herramientas de agricultura de precisión, que optimizan la producción sin aumentar el impacto ambiental”, agrega Agostini.
Conexión a medida del productor
Resulta importante saber que no todas las soluciones satelitales son iguales. En el último tiempo, el servicio residencial de Starlink ganó popularidad, aunque con limitaciones en la disponibilidad y estabilidad del servicio. Para el agro, donde la conectividad debe ser constante y soportar múltiples dispositivos, la opción más robusta es el servicio corporativo.
“El servicio corporativo está diseñado para operaciones de mayor demanda. Ofrece mayor estabilidad, priorización de tráfico y menor latencia en aplicaciones críticas, lo que marca la diferencia en el rendimiento y la continuidad operativa”, detalla Gastón Maine, director de producto de Tesacom.
En este sentido, Tesacom no solo provee conectividad, sino que adapta la solución a cada tipo de productor. “Es escalable, lo que permite a pequeños y grandes productores encontrar un plan acorde a sus necesidades. Desde una estancia familiar que necesita conectividad básica hasta grandes explotaciones con múltiples dispositivos conectados en simultáneo”, afirma Maine.
A nivel práctico, los usuarios que ya implementaron esta tecnología destacan beneficios concretos: reducción de costos logísticos, integración con plataformas de gestión agropecuaria y mejor monitoreo de los activos productivos. “Lo que antes requería traslados constantes hoy puede resolverse con un monitoreo remoto, lo que se traduce en eficiencia operativa y mejor toma de decisiones”, concluye Agostini.
Así, mientras el agro avanza hacia un modelo cada vez más digital, la conectividad satelital se posiciona como un aliado estratégico. Porque sin señal, no hay datos. Y sin datos, no hay cosecha.