Dos especialistas de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), Franco Ramseyer y Emilce Terré, calcularon cuánto dinero invirtió el sector agrícola argentino para lograr la producción de granos que ahora se está procesando y exportando, y permite sostener buena parte del andamiaje de la frágil economía local: la cuenta les dio que se enterraron para la campaña 2023/24 unos 15.024 millones de dólares, el segundo monto más alto en al menos ocho años.
El dato cobra mayor relevancia si se sabe que el sector agrícola no goza de ningún marco especial para estimular las inversiones, como sería el reciente RIGI lanzado por el gobierno para beneficiar el desembarco de proyectos de más de 250 millones de dólares; que todavía persisten altas retenciones que le quitan gran parte de su renta; y que para realizar esa inversión los productores venían de una sequía fulminante, que les había hecho perder la mitad de sus cosechas en el ciclo 2022/23.
Pese a todos esos condimentos que juegan en contra, el sector volvió a sacar parte del capital ahorrado y además logró financiamiento de dónde sea para poder llevar a cabo las siembras de la campaña 2023/24. La BCR estudió de cuánta plata se trató tomando en cuenta los costos asociados a la siembra, insumos y pulverización de los principales granos: soja (de primera y segunda), maíz (temprano y tardío), trigo, girasol, sorgo, cebada cervecera y cebada forrajera.
El área sembrada con esos granos en la campaña 2023/24 habría ascendido a 36,2 millones de hectáreas, aumentando 1,2% interanual y quedando apenas 0,1% por debajo del récord que se alcanzó en el ciclo 2020/21. Multiplicando ese área por los costos promedio por hectárea de cada grano al momento de la siembra, se estimó que la inversión de los chacareros “habría rondado los 15.024 millones de dólares”
“Este importe resulta un 9% inferior al de la campaña pasada y un 21% mayor al promedio los últimos cinco ciclos agrícolas”, resaltó el informe de la Bolsa de Rosario. Para entender este dato vale recordar que en la campaña 2023/24 los costos agrícolas se desinflaron respecto del ciclo anterior, que estuvo caracterizada por precios muy elevados en los principales insumos a partir del inicio de la guerra entre Rusia y Ucrania, en febrero de 2022.
Hay que recordar también que, a esta misma altura del año pasado, cuando los productores decidían sus intenciones de siembra, venían de perder casi 40% de la cosecha previa por la escasez de lluvias. Por eso querían una revancha y se lanzaron a sembrar con todo. Los altos precios de los granos, que ahora han bajado mucho, ayudaban.
“El costo de producción por hectárea para cada grano en la campaña 2023/24 habría sido, en promedio, de US$ 436 para la cebada cervecera y US$ 398 para la forrajera, US$ 320 para el girasol, US$ 603 para el maíz temprano y US$ 639 para el tardío, US$ 334 para la soja de primera y US$ 265 para la de segunda, US$ 303 para el sorgo y U$S 391 para el trigo”, se definió en este trabajo.
Que luego prosiguió: “Al multiplicar estos promedios por la superficie sembrada estimada para cada grano, se determina que los productores argentinos habrían incurrido en un costo total de 15.024 millones de dólares durante la campaña 2023/24”.
“Este costo se distribuye de la siguiente manera: US$ 4.598 M para el maíz tardío, US$ 4.032 M para la soja de primera, US$ 2.158 M para el trigo, US$ 1.492 para el maíz temprano, US$ 1.262 para la soja de segunda, US$ 615 M para la cebada cervecera, US$ 595 M para el girasol, US$ 242 M para el sorgo y U$S 30 M para la cebada forrajera”, se precisó.
Una aclaración importante de la Bolsa fue que “este cálculo incluye únicamente los costos directamente asociados a la siembra, fertilización y pulverización de los cultivos”. Por lo tanto, “no se han considerado otros costos significativos en la ecuación de los productores, como arrendamientos, costos comerciales, de cosecha, transporte, impuestos sobre la renta y ganancias, entre otros”.