Después de la renuncia (más que renuncia, huida) de Martín Guzmán al frente del Ministerio de Economía, finalmente, luego de ajetreadas negociaciones en el ámbito de coalición gobernante, hubo consenso para designar a Silvina Batakis, ex funcionaria de Daniel Scioli, como reemplazante.
La economista, oriunda de Río Grande (Tierra del Fuego), se hizo conocida cuando le tocó ser ministra de Economía de la provincia de Buenos Aires durante la gestión de Daniel Scioli (2011/2015)
Luego de recibirse de economista en la Universidad Nacional de La Plata (1993), comenzó a trabajar en diferentes departamentos de la administración pública bonaerense con un perfil técnico, situación que cambió en 2009, cuando aceptó el cargo de jefa de Gabinete de Asesores del entonces ministro de Economía de Scioli: Alejandro Arlía.
Con la llegada de Alberto Fernández a la presidencia, Batakis se desempeñó como secretaria de Provincias del Ministerio del Interior, al mando del camporista Eduardo “Wado” de Pedro.
En una entrevista realizada en marzo de 2020 por Página 12 junto a Cecilia Todesca –quien también fue propuesta como posible reemplazante de Guzmán–, Batakis destacaba que los derechos de exportación no cumplen solamente una función recaudatoria, sino también cambiaria, porque “le dan la posibilidad al gobierno nacional de tener recursos en dólares también”.
En ese sentido, Batakis considera que las retenciones son necesarias para “que el Estado nacional no tenga que salir a comprar dólares, que son escasos y tienen que ser utilizados para poder importar bienes de capital, para pensar en la producción, sino también con que el Estado tenga dólares para cuando eventualmente tiene que hacer pagos de su propia deuda, que no tenga que erogar pesos, sino que ya tenga los dólares”.
Traducido: la economista considera que es apropiado quedarse con parte de las divisas generadas por el sector agroindustrial con un doble propósito: pagar deuda externa del Estado nacional y ofrecer dólares a “precios cuidados” para fomentar la “producción”, que vendría a ser la fabricación de bienes y la realización de obra pública por parte de “empresaurios” amigos del gobierno.
La economista aseguraba además que las retenciones “tienen más que ver con objetivos de redistribución de los recursos”, de manera tal de ofrecer “estímulos para la buena utilización de las tierras, que terminan agotándose con el monocultivo de soja”.
Este último comentario representa toda una novedad, porque los derechos de exportación –según Batakis– servirían también como instrumento para direccionar la siembra de uno u otro cultivo. Con ese criterio, por ejemplo, al tener la soja una retención del 33% y los cereales una alícuota del 12%, entonces el gobierno estaría promoviendo la siembra de maíz y trigo en desmedro de la oleaginosa.