La continuidad del régimen del “dólar exportador”, integrado desde diciembre pasado en una proporción del 80-20%, implica en los hechos la vigencia de una suerte de “dólar forward”.
Los forwards, tal como se establece en tales contratos de manera habitual, se liquidan al tipo de cambio comprador Banco Nación (BNA), el cual, a pesar de una depreciación diaria administrada del 2%, mantiene una “brecha” importante respecto del “dólar exportador”.
Esa brecha, que llegó a ser de casi un 10% la semana pasada, actualmente se encuentra en torno al 8%. En un escenario desfavorable considerando la relación insumo/producto, cada peso cuenta al momento de comercializar granos.
En tal contexto, sigue vigente, en lo que respecta a la cosecha de trigo y cebada 2023/24, el incentivo para almacenar el grano y hacer un seguimiento diario del mercado con el propósito de gestionar la comercialización en el mercado disponible.
En lo que respecta a trigo, la segregación de variedades cosechadas y la realización de análisis de calidad representa un activo importante en la actual campaña, considerando que este año la molinería y la industria de pastas, galletitas y panificados ya no tiene restricción oficial alguna para determinar precios mayoristas de venta en el mercado interno.
El equipo económico liderado por Luis Caputo está esperando el ingreso de dólares provenientes de a cosecha gruesa 2023/24 para poder instrumentar cambios en la política cambiaria, aunque no está claro si la unificación del tipo de cambio podrá instrumentarse en el segundo trimestre del presente año o deberá esperar algún tiempo más.
Por lo tanto, en lo que hace a la comercialización de trigo y cebada se mantiene la conveniencia de gestionar la propia mercadería física, dado que el costo que eso representa está contemplado en lo que deja de percibirse al momento de liquidar un contrato forward al tipo de cambio oficial.