La mediación prevista para ayer entre los trabajadores de Vassalli, los directivos de la empresa, dirigentes de la Unión Obrera Metalúrgica, y representantes del ministerio de Trabajo de Santa Fe fracasó, al menos por ahora.
Luego de una semana cargada de tensión a la vera de la Ruta Nacional 33, en Firmat, en las instalaciones de la histórica fábrica de cosechadoras Vassalli, se juntaron las partes para resolver una problemática de años pero no hubo caso.
Los 280 trabajadores metalúrgicos decidieron empezar medidas de fuerza con manifestaciones y cortes de ruta, luego de no percibir dos meses de sueldo y un medio aguinaldo. La respuesta de la empresa fue pedir tiempo para poder entregar algunas de las cosechadoras que tenían listas, pero los obreros rechazaron la propuesta por algo más urgente.
En horas de este lunes se reunieron las partes en Rosario, pero no hubo acuerdo, y las negociaciones siguieron durante la mañana de hoy. En la mediación oficial, la empresa ofertó una suma de 400 mil pesos para cada empleado y que se retomen las labores en la fábrica, lo que fue rechazado por la UOM y los trabajadores.
Sin acuerdo en la reunión, las partes siguieron negociando por fuera, y en las últimas horas los trabajadores establecieron la suma de 1 millón de pesos como suficiente para paliar la coyuntura de los laburantes y así retomar las tareas en la fábrica.
Los directivos rechazaron este pedido, pero es la oferta que está ahora sobre la mesa. Según pudo saber Bichos de Campo, se seguirá negociando el jueves, en otro ámbito propuesto para la negociación.
La UOM Firmat denunció que la situación es crítica. “La gente tiene hambre ya. Hoy”, afirmó el dirigente Diego Romero, tras una asamblea en la que los dueños ofrecieron $300 mil a cuenta para la semana siguiente. La empresa planteó que necesita terminar algunas cosechadoras para generar ingresos y pagar, y que incluso evalúa transferir parte del dinero a billeteras virtuales, aunque hasta ahora los trabajadores no recibieron nada.
Vassalli es la única fabricante nacional de cosechadoras, con un 5% del mercado frente al resto dominado por multinacionales. En 2024, al momento de la compra, la compañía había prometido duplicar su producción, pero los trabajadores denuncian que no se invierte en la línea de montaje y que las cadenas de insumos están prácticamente paralizadas.
La historia de crisis de la planta no es nueva: en 2018 la firma quebró y los empleados llegaron a tomar la fábrica para preservar los bienes, hasta que finalmente la operación quedó en manos del grupo Eskenazi. Antes había sido conducida por un consorcio de concesionarios junto a Mariana Vassalli, nieta del fundador. Ese derrotero marcó a la comunidad local, que ve octubre como un mes clave: en 2017 se presentó la serie de cosechadoras “Octubre Rojo”, y un año después, en ese mismo mes, la planta terminó bajo control obrero.