En los últimos años el complejo sojero ha aportado aproximadamente el 30% de las divisas que genera el país por exportaciones. Pero en 2018, sequía mediante, esta contribución cayó de manera significativa, para representar solo 22% de ñas ventas externas. El complejo sojero podría cerrar el año con un ingreso bruto de divisas de aproximadamente 13.340 millones de dólares, con un ajuste de 3.400 millones respecto de 2017.
¿Qué podría suceder en 2019? Esto es lo que trata de responder el economista Juan Manuel Garzón, en el último informe de la Fundación Mediterránea.
Si bien faltan algunas semanas para que inicie la siembra de la soja nueva, las primeras estimaciones de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, basadas en una probable área a implantar y rindes normales, refieren a una producción que podría llegar a las 53 millones de toneladas de soja, recuperando cerca de 18 millones respecto al ciclo 2017/2018, que fue el que la falta de lluvias malogró.
Garzón, de la mano de estos cálculos, estimó en base a esa producción esperada de 53 millones de toneladas y a un determinado set de precios internacionales, que el complejo sojero “podría aportar un flujo de divisas neto de 16.100 millones de dólares en 2019, con una recuperación de casi 5.000 millones”.
¿Por qué habría 5.000 millones más? Porque esta mayor producción local también reduciría el año próximo a los niveles históricos las importaciones de poroto de soja. Este año, en rigor, ante la falta de mercadería para procesar, las fábricas de aceite trajeron mucha soja de Estados Unidos y los países vecinos. “Al mes de agosto, último dato disponible, las importaciones acumulaban casi 4 millones de toneladas, muy por encima de las 1,4 millones de toneladas que se registraron en el mismo período de 2017. En las estimaciones que se realizan en esta columna se trabaja con un flujo de importaciones cercanas a las 5 millones de toneladas para todo 2018”, apuntó Garzón.
Esto, contabilizando los dólares gastados en esas importaciones, implicaría “que el flujo de divisas bruto del complejo sojero sería la cifra antes mencionada de 13.340 millones de dólares, pero el neto baja a 11.240 millones, lo que hace que el ajuste efectivo en el flujo de divisas de este año versus el previo pueda terminar en una cifra más cercana a los 4.860 millones de dólares” en relación a 2017.
En materia de precios, Garzón hizo las cuentas con una soja a 350 dólares la tonelada en el ciclo 2018/2019 y una harina de soja de 346 dólares, valores que son inferiores a los del actual ciclo.
“En base a producción y precios esperados, se estima que el complejo sojero podría aportar un flujo de divisas neto de 16.100 millones de dólares en 2019, con una recuperación de casi 5.000 millones respecto al año previo”, apuntó el experto.