Dos sectores agroindustriales de importancia, el vitivinícola y el forestal, parecen haber decidido que es más conducente gestionar sus problemáticas específicas a través de la ventanilla que les abrió el ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, dejando en un segundo plano las negociaciones ante el Ministerio de Agricultura que conduce Luis Basterra.
El dato no sería llamativo si no fuera porque en la gestión anterior, ambos sectores tenían un trato casi cotidiano con el ex ministro de Agroindustria, Luis Miguel Etchevehere, quien tenía llegada directa con el ex presidente Mauricio Macri. Ahora, queda claro, esa llave para instalar las problemáticas de estas economías regionales en el temario oficial es Kulfas.
Etchevehere solía armar decenas de “mesas de competitividad” que ahora han caído en total desuso, pero que involucraron tanto a bodegueros como a forestadores, además de otros sectores donde el agro y la industria se cruzan de modo permanente, como los frigoríficos. De hecho, en la estructura formal de gobierno, tanto el Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV) como la aplicación de la Ley del Vino que creó la Coviar (Corporación Vitivinícola) dependen de Agricultura. Y lo mismo sucede con la Dirección de Desarrollo Foresto Industrial.
Pero poder es poder, y los empresarios de ambos sectores saben que la llave para discutir sus mayores problemas (que en general pasan por la falta de competitividad para exportar) la tiene Kulfas, quien finalmente es mucho más escuchado por Alberto Fernández que el titular de Agricultura.
En esta lógica, en las últimas horas Kulfas mantuvo reuniones con representantes de ambas cadenas agroindustriales.
Por un lado habló con representantes del sector vitivinícola y les presentó el denominado “Plan 1000”, una iniciativa que apunta “a fortalecer las capacidades productivas y exportadoras de esta cadena de valor”. Een la reunión estaban los ministros de Producción de San Juan, Andrés Díaz Cano; de Río Negro, Carlos Banacloy; el ministro de Economía de Mendoza, Enrique Vaquié; y representantes de 16 cámaras del sector vitivinícola de todo el país. Todo dicho: los temas se discutirán ahí.
“El Plan 1000 es el resultado del trabajo realizado por el Ministerio de Desarrollo Productivo a partir de propuestas y necesidades presentadas por el sector, e incluye entre sus principales medidas la coordinación de acciones a través de una Mesa de trabajo vitivinícola; la capacitación, asistencia técnica y acompañamiento para la atención de casos particulares, así como también la implementación de líneas de financiamiento destinadas a proyectos de inversión y exportación”, explicó una gacetilla de ese ministerio.
Por otro lado, Kulfas habló con referentes de los sectores forestoindustrial y de muebles para coordinar una agenda de trabajo. “Esta es una cadena productiva que tiene mucho para crecer. Hay aplicaciones de la madera que tenemos que fortalecer e incrementar. Hay muchos proveedores nacionales que hoy no tienen oportunidades porque la política nacional no se las ha dado”, indicó el ministro no sin razón.
Los temas de discusión fueron cosas que antes tramitaban en el ámbito del Ministerio de Agroindustria: la normativa vigente en el sector (como la Ley 25.080 de Bosques Cultivados), el aumento de la demanda interna para la construcción mediante la articulación con el Procrear, la promoción del empleo registrado de calidad y distintas líneas de financiamiento.
Como prueba de que muchos de estos resortes dependen del Ministerio de Agricultura, en esta reunión al menos estuvieron presentes el subsecretario de Agricultura, Delfo Buchaillot; y el Director Nacional de Desarrollo Foresto Industrial, Daniel Maradei.
Este sórdida competencia entre dos carteras productivas, la de Agricultura y la de Desarrollo Productivo, que a veces se pisan en sus funciones (o que al menos deberían coordinar acciones en muchos rubros) no es nueva: en el último tramo del gobierno de Macri era casi un juego entre los periodistas buscar momentos y fotos que reunieran en un mismo lugar y momento a los ex ministros Etchevehere y Dante Sica.
Ahora el desafío es buscar fotos que reúnan como protagonistas excluyentes a Kulfas y Basterra. Sin nadie en el medio.