La desaceleración económica provocada por la pandemia de Covid-19 generó una caída de los flujos de inversión extranjera directa (IED) a nivel global que golpeó con fuerza a Latinoamérica.
En ese contexto desfavorable, las naciones que no cuentan con condiciones atractivas para recibir capitales son las que más sufrieron. Una de ellas fue precisamente la Argentina.
Las entradas de IED en la Argentina totalizaron 4019 millones de dólares en 2020, cifra un 39,7% inferior a la de 2019, según datos del informe anual sobre IED elaborado por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL). Pero el dato es que el 66% de esa cifra correspondió a reinversión de utilidades, es decir, pesos que quedaron “atrapados” dentro del “cepo cambiario” y que –antes de que licúen por efecto de la inflación– se emplearon para realizar inversiones en el mercado interno. Eso implica que las entradas reales de divisas fueron de apenas poco más de 1366 millones de dólares, es decir, una cifra insignificante.
No se trata, por cierto, de una novedad. Desde 2012, con la introducción del primer “cepo cambiario”, la mayor parte de la IED en la Argentina corresponde a reinversión de utilidades porque el país quedó afuera del mapa de las grandes inversiones mundiales.
Si bien el sector agroindustrial es la principal fuente de generación de divisas, las pocas inversiones que llegaron a la Argentina el año pasado se concentraron en el sector de hidrocarburos y minería.
La operación más grande se concretó en el yacimiento patagónico de Vaca Muerta, donde la angloholandesa Royal Dutch Shell y la noruega Equinor ASA adquirieron por 355 millones de dólares el 49% del bloque Bandurria Sur, que era propiedad de la estadounidense Schlumberger. Esa transacción formó parte de un acuerdo de asociación entre las empresas europeas mencionadas y la estatal argentina YPF.
El año pasado Sumitomo Chemical adquirió las filiales del grupo australiano Nufarm en la Argentina, Chile, Colombia y el Brasil por 802 millones de dólares, pero esa decisión estuvo fundamentalmente asociada a la expansión del negocio de la soja en el Brasil.
En la Argentina las mayores salidas de transnacionales en 2020 se concretaron en el sector de los servicios, dado que la pauperización social no justifica ya muchas inversiones realizadas en el pasado.
La cadena de venta minorista decidió dejar el país Walmart y fue adquirida por capitales argentinos, mientras que la empresa chileno-brasileña LATAM dejó sus operaciones en el país y la chilena Falabella también cerró sus operaciones en 2020.
En 2020, las empresas transnacionales redujeron su actividad de compras de empresas en la Argentina. La cantidad de operaciones transfronterizas identificadas se redujo de 27 a 15 entre 2019 y 2020, con un monto en 2020 en torno a los 430 millones de dólares.
Para 2021, la #CEPAL pronostica una inversión extranjera directa estable, con una variación entre -5% y +5%. Esta #IED no va a ser motor de recuperación, a menos que haya políticas activas, indicó @aliciabarcena, Secretaria Ejecutiva #CEPAL, durante presentación de nuevo informe. pic.twitter.com/fJS7yffV0h
— CEPAL (@cepal_onu) August 6, 2021