En función de prevenir el ingreso de algunas plagas o enfermedades exóticas al país, es habitual que además de los controles aduaneros que debe atravesar una persona cuando llega al país haya personal del Senasa (Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria) siguiendo de cerca el proceso, ya sea escaneando o hasta olisqueando con perros adiestrados los equipajes.
En 2021, en dichos operativos se secuestro un total de 15.012 kilos de diferentes productos peligrosos en dichos controles. Es decir que casi se podría haber llenado un contenedor con el material secuestrado.
¿Qué es lo más raro que pueden llegar a traer los pasajeros que deciden ser desaprensivos con las reglas sanitarias? Funcionarios del Centro Regional Metropolitano del Senasa que están a cargo de esos controles en los aeropuertos de Ezeiza y San Fernando, en el aeroparque Jorge Newbery y en la terminal portuaria de Buquebús, contaron a Bichos de Campo que una vez -con todo el dolor del alma- descubrieron, secuestraron y tuvieron que destruir (sí, destruir) un jamón “pata negra” procedente de España.
Ese fue el decomiso más doloroso, pero no fue lo más raro que se encontró en los operativos realizados el año pasado. Esa lista de rarezas, en todos caso, debería comenzar con cangrejos, o con un fémur de vacas que traían desde Brasil para utilizan como juguetes para mascotas. O todavía peor, con un pasajero que pretendió meter en el país un termo con semen canino, supuestamente son el objetivo de realizar inseminaciones de una cierta raza de perro.
Este es un video institucional del Senasa que cuenta cómo se controlan los equipajes:
En todos los casos, el material secuestrado (porque podría implicar un riesgo al sistema zoo y fitosanitario argentino) termina siempre en el mismo lugar: “Todo se desnaturaliza en horno pirolítico”.
Entre los productos prohibidos para el Senasa lo que con mayor frecuencia se secuestra son alimentos que los visitantes traen para regalar o consumir junto a sus amigos y familiares. “De Perú y Bolivia es incesante el decomiso de alimentos”, revelaron los funcionarios a cargo de los controles. De esos países suelen secuestrarse cuises, embutidos, tortillas, encurtidos y muchas frutas y verduras.
Pero raro, lo que se dice raro, son los hallazgos de cosas como patitas de cerdo y hasta carne fresca (en algún momento se secuestraron en Ezeiza justo cuando en China estallaba la peligrosa Peste Porcina Africana). También llamó mucho la atención gente que traía maletas llenas de plantas con tierra. Y otro pasajero que cargaba con carriles llenos de langostas de mar.
Pasó algo ridículamente grave: Un chino quiso ingresar por Ezeiza con seis patas de chancho
En total, según la estadística llevada a cabo por el organismo, se fiscalizó el equipaje de 932.223 pasajeros el año pasado, que arribaron al país en 382 barcos y 15.718 aviones. Además de transportes que llegan desde Perú y Bolivia, también es alto el nivel de secuestros en viajes desde Israel, Italia, España y China
La mayor parte de infracciones, con 13.335 kilogramos de productos secuestrados, correspondieron al aeropuerto de Ezeiza, pero hubo otros 654 kilos decomisados en la terminal de Buquebus que va a Uruguay; otros 979 kilos en el Aeroparque y 44 kilos en viajes privados desde el aeropuerto de San Fernando.
En muchos de estos casos hay que darle las gracias a perros entrenados para detectar este tipo de cosas. “”En Ezeiza tenemos como control complementario lo que denominamos la Brigada Canina, que ayuda mucho en las detecciones, marcando los equipajes que se abren en los escaners, donde luego se confirma si el producto es de ingreso prohibido o no al país y poder realizar, de corresponder, los decomisos necesarios”, explicó la coordinadora de Fronteras del Centro Regional Metropolitano del Senasa, Gabriela Díaz González.
El año pasado, como parte de los controles, el Senasa además certificó el ingreso de 7.084 mascotas (4.879 en el aeropuerto de Ezeiza, 1.604 en Buquebus, 482 en aeroparque y 119 en San Fernando), pero en ese caso el ingreso no está prohibido sino simplemente regulado: hay que hacer ciertos trámites y presentar ciertas garantías.