Luego del cimbronazo provocado por la irrupción del coronavirus en Europa desde marzo de 2020, forzando el cierre de los restoranes que ofrecían el apetitoso bife argentino, los precios de los cortes vacunos que conforman la Cuota Hilton que la Argentina vende hacia aquel continente se recuperaron casi 25%. Pero esa mejoría no fue suficiente como para que se pudiera cumplir esta temporada con ese cupo arancelario: quedarán sin vender unas 3.500 toneladas, casi 12% del total comprometido.
Al 6 de junio pasado, en efecto, en el Ministerio de Agricultura habían emitido los certificados necesarios para exportar 25.902 toneladas de Cuota Hilton correspondientes al ciclo comercial que se inició el 1° de julio de 2020 y que concluye el próximo 30 de junio. Como ya no hay tiempo material para cargar nuevos envíos en barco antes de esa fecha, se estima que la temporada concluirá así, con cerca de 26 mil toneladas.
Es decir que la Argentina volverá a incumplir con la Hilton para la Unión Europea, su mejor negocio en el rubro ganadero, esta vez por unas 3.500 toneladas, ya que el cupo total llega a 29.500 toneladas.
Una situación semejante ya había ocurrido en la campaña comercial anterior, que se vio alterada a fines de marzo con la aparición de la pandemia. En aquel momento quedaron sin vender unas 2.000 toneladas, menos que ahora. Esto no es gratuito, pues cada tonelada de cortes Hilton que no ingresa cuando corresponde implica dejar de utilizar el beneficio arancelario y se resignan así varios millones de dólares para la industria frigorífica. Los cortes del cupo ingresan a la UE con un arancel de solo 20%.
A lo largo de este año, entre principios de junio de 2020 y principios de junio de este año, los precios de la Cuota Hilton mejoraron sustancialmente, cerca del 25%, para promediar a lo largo del ciclo los 9.437 dólares por tonelada. Pero ese aliciente no fue suficiente para tentar a los frigoríficos exportadores.
Para llegar a este nuevo incumplimiento, más que la persistencia de la crisis sanitaria, a la Argentina la afectó su falta de política ganadera, ya que no existe en el país una oferta de novillos suficiente como para hacer frente a la demanda de cortes Hilton. Esto tiene que ver con fenómenos estructurales (no hay incentivos suficientes para producir animales pesados a pasto y por lo tanto la población de novillos ha descendido a menos del 5% del stock nacional). Pero también hay factores de coyuntura que agravan este panorama.
A fines de noviembre de 2019, por medio de la resolución 1578/19, el Senasa dispuso que los establecimientos inscriptos como proveedores de ganado para cuota Hilton debían reinscribirse. Pero como el trámite era muy engorroso, ese plazo se prorrogó varias veces. La última de todas en febrero de este año, con vencimiento el próximo 30 de junio. Las prórrogas tienen que ver con que se les ha ido la mano en la “limpieza” de campos registrados. Y por lo tanto eso restringe todavía más la oferta.
Esa normativa habilita al Senasa para realizar “las inspecciones necesarias para verificar el cumplimiento del Reglamento Técnico de Carne Vacuna de Calidad Superior para Exportar a la UE”, el cual establece que los cortes seleccionados de carne vacuna deben provenir de animales “criados exclusivamente en pastos desde su destete”. Muchos productores desisten entonces de vender sus animales para frigoríficos interesados en cubrir la Hilton, para esquicvar esas inspecciones de Senasa.
La Cuota Hilton es un cupo de exportación de carne bovina sin hueso de alta calidad que la Unión Europea otorga a países exportadores. Argentina es el país que mayor porcentaje de cuota: posee con 29.500 toneladas anuales, la mayor parte de las cuales son distribuidas por el gobierno nacional entre empresas frigoríficas (una porción minoritaria se asigna a emprendimientos de grupos de productores ganaderos). Los cortes enfriados que integran la cuota son bife angosto, bife ancho, cuadril, lomo, nalga, bola de lomo, cuadrada y peceto.