Los datos son apabullantes: en junio volvió a registrarse un elevado déficit primario de las cuentas públicas, con 611.743 millones de pesos. Como los intereses de la deuda sumaron otros 96.861 millones,el déficit financiero fue de 708.603 millones de pesos solo en ese mes.
Que el Estado gasta más de lo que recauda queda muy claro. Los números fueron difundidos esta noche por el ministerio de Economía. Lo curioso es la explicación que los funcionarios han encontrado para esta tendencia estructural: fue la sequía, estúpido.
De hecho, el parte oficial indicó que “la caída en derechos de exportación durante el periodo enero-junio, respecto de lo proyectado en el presupuesto, fue de 740 millones de pesos. De no haberse producido esta merca producto d ela sequía, el déficit primario del sector público nacional acumulado al primer semestre de este año presentaría una mejora del 0,4% del PBI”.
¿Entendieron? Si no hubiera habido una sequía demoledora para la producción de granos no habría habido déficit sino superávit. La culpa entonces no es de los funcionarios que demoran ciertos ajustes. Es del campo.
El documento oficial insiste: “entre enero y junio la suba de los ingresos totales alcanzó el 89,1%, afectado principalmente por el impacto de la sequía en la recaudación de los tributos vinculados al comercio exterior”. Nada tiene que ver que en el mismo lapso el gasto público primario creció 95,5%.
Como sea, en el primer semestre se acumuló un déficit primario de 1.880.694,0 millones de pesos.